Todos los partidos políticos del parlamento junto a las organizaciones sindicales y empresariales han convocado este martes una concentración en Madrid como repulsa al asesinato de Raúl Centeno por un comando de ETA. Se trata de un gesto de unidad inédito en una legislatura cainita y resulta dramático que haya tenido que ser la sinrazón del crimen la que haya puesto algo de razón en las relaciones entre partidos frente al terrorismo.

La ciudadanía siempre ha reclamado unidad a los políticos frente al terror y siempre ha respondido de manera impecable en la calle cuando ha sido convocada por sus representantes públicos. Pero la brecha abierta en estos últimos años por quienes en su paranoia se han dedicado a criminalizar al Gobierno que legítimamente ha intentado lo que todos intentaron, convierte esta concentración en una verdadera prueba de fuego.

Los precedentes no animan al optimismo. En el funeral de Estado por Raúl Centeno, el presidente Zapatero fue abucheado por una pandilla de exaltados. En algunas concentraciones celebradas el domingo y en algunos de los minutos de silencio convocados en todos los ayuntamientos españoles el lunes, representantes socialistas también fueron increpados e insultados. La guinda a tanto despropósito la ha puesto, Maxi Campano , el alcalde del PP de la localidad leonesa de Vega de Infanzones, de donde es la familia del guardia civil asesinado por ETA, que ha llegado a decir que el Gobierno de Zapatero "es más culpable de este crimen que los terroristas".

Raúl Centeno y su compañero, Fernando Trapero , merecen este martes el homenaje de todos. Y ETA merece recibir la repulsa nítida de todos. Veremos si la lluvia fina azuzada en estos años por quienes han situado al mismo nivel moral a los terroristas y al Gobierno no consigue enfangarlo todo.