Las cifras de espectadores de las salas de cine son ciertamente alarmantes. En el primer semestre del 2013, el descenso respecto al mismo período del 2012 ha sido de un 18´6%, un porcentaje que se suma a la tremenda deserción experimentada en los últimos años. Casi podríamos denominarlo una tormenta perfecta. Carestía de la vida, aumento de los precios, incidencia del 21% del IVA, aumento de la piratería. Factores que han sumido la industria en una crisis de dimensiones considerables. La campaña Fiesta del cine, organizada por las asociaciones de productores, exhibidores y distribuidores, ha hecho frente a este estado de cosas con un éxito espectacular. Se ha llegado casi a los 2.000.000 de solicitudes a través de internet y el número de entradas vendidas (rebajadas a 2´90 euros) ha doblado las 760.000 de la promoción de 2012.

El éxito de la iniciativa es un toque de atención al sector con una conclusión obvia: si las entradas fueran más baratas, aumentaría la asistencia. Pero los productores, en boca de su presidente, avisan de que esta fiesta es una promoción y no un negocio. Y el presidente de la Academia, el exhibidor González Macho, asegura que ±no se puede trasladar al día a día porque no es rentableO. Aun así, calibrando el interés del público, tendrían que encontrarse fórmulas que combinaran rentabilidad y precio de las entradas. El lastre del IVA, inadecuado, desproporcionado e irracional, ciertamente no ayudará a mejorar el panorama.