Dramaturgo

Es una lección de pundonor, un ejercicio de dignidad y algo que te reconcilia con el ser humano, verle día a día con la sonrisa puesta, con esa frescura que convierte cualquier problema en vanalidad, cualquier contratiempo en agua de borrajas. El sabe que su enfermedad no tiene cura pero también sabe que su enfermedad no mata el alma. Sabe que día a día su cuerpo se irá lastrando y que el futuro irá pesando como plomo sin alivio alguno, pero sabe que por mucho que un cuerpo pese, por mucho plomo que le echen encima, jamás aplastarán su alma, su sonrisa y sus ganas de vivir. Al fin y al cabo, y ésto me lo dijo él, a todos nos va pesando el futuro y a algunos les llega, nos llega, el plomo de golpe sin enterarnos.

Hace poco nos encontramos, decía que "andaba jodido" porque una pierna se niega a seguir siendo pierna y hay que "darle caña" con rehabilitaciones y medicinas.

No sé si fue la casualidad o mi estado de vacío cerebral crónico pero, al cabo del rato, le comenté que intentaba poner en pie una obra de teatro y llevaba medio verano sin poder hacerlo porque se me había vaciado la materia gris o la que sea y se use para escribir, "eso sí que es jodido", me dijo, "lo tienes mal porque como se encasquille el cerebro...".

Yo antes pensaba que la diferencia entre un ser humano y un animal estribaba en el lenguaje y la risa. Tras escuchar algunos programas del corazón y ver cómo se reía el criminal que atentó contra Hipercor, creo que esa diferencia es otra, es la sonrisa de mi amigo enfermo de esclerosis, su dignidad, su fe en la vida y, sobre todo, su certeza en considerar a su cuerpo como lo que es: un cuerpo, o un cacharro como él dice. Animo, amigo.