Quien más quien menos conoce la sentencia socrática: «Solo sé que no sé nada». Más allá de lecturas literales y superficiales, Sócrates nos sumerge en los límites del conocimiento humano, aquel que, ufano, cree que está más cerca de la meta cuanto más lejos se halla de ella.

El hombre moderno, hipnotizado por los avances de los últimos lustros, se siente altivo en un mundo natural que cree poder dominar. Ha claudicado a la hora de indagar en el sentido de su vida. Por falta de interés o asimilación del relativismo imperante, la filosofía ha sido abjurada, relegada a cachivache en un museo anacrónico.

El prejuicio de que la filosofía es algo meramente teórico, carente de cualquier valor práctico, ha anegado la sociedad actual, constituyendo un veneno moral para el arte de discernir con profundidad. No ha habido mayor causante para ello que la filosofía del colegio, donde estudiamos de manera superficial a filósofos que creemos que no tienen nada que ver con nosotros y nos tiramos lecciones enteras arguyendo si existen unos entes llamados ideas o si son una invención formalista del hombre, mientras algo en nuestro interior nos pide un fundamento para analizar la realidad actual.

En cambio, estamos en un tiempo en que la filosofía tiene mucho que decir, un terreno idílico para cuestionarse hasta dónde llegan nuestros derechos individuales, si existen los derechos sociales, el alcance de la legitimidad del Estado. Este debate ha sido bastardado por la política del tuit y el meme.

Decía el filósofo Ortega y Gasset que el Mediterráneo tiende a valorar más la presencia que la esencia; que así no se podía construir una cultura. No regeneraremos nuestra vida política a golpe de talonario, sino recuperando la reflexión. Para ello, primero hay que recuperar del cautiverio del descrédito a la filosofía y encontrar un sentido a nuestro proyecto de país. No por correr más llegaremos antes. H

POLÍTICA

La regeneración

José Miguel Fernández

Mataró

Pronto hará un año de las elecciones del 20D y a tres meses casi del 26J continuamos con la misma incertidumbre que se generó tras el doble fracaso a la hora de formar gobierno.Las expectativas generadas tras el 15M de una auténtica regeneración democrática parece que se han esfumado por obra y gracia de la estrechez de miras de las fuerzas políticas. Muchos confiábamos en la nueva generación de políticos jóvenes, de los que esperábamos que fueran capaces de dar un vuelco a la política en este país. Desgraciadamente observamos que no ha ocurrido así. Priman los intereses personalistas y de partido por encima de los intereses de los españoles.

España necesita políticos con altura de miras. Capaces de ponerse de acuerdo para realizar las reformas necesarias en materia económica y social que vuelvan a situar a país en el lugar que se merece dentro de Europa. Capaces de regenerar todo el sistema democrático. De acabar con la corrupción, consensuar una ley de educación, mejorar la sanidad, reformar la justicia. Si en estos dos próximos meses no sois capaces de llegar a pactos que permitan formar gobierno a una coalición de izquierdas y centro-izquierda ya podéis ir preparando las maletas. Pero confiemos en que se imponga la cordura y los políticos jóvenes seáis capaces de devolvernos la ilusión.

CÁCERES

Canon y cine

Luis Alonso

Cáceres

Que el ayuntamiento no cobre por el rodaje de películas y series a causa del beneficio económico que genera para la ciudad es un precedente que se tendrá que aplicar a cualquier actividad que genere empleo.