XSxin grandes sorpresas, el pasado 17 de diciembre el Consejo Europeo aprobó el reparto del dinero, o dicho de forma más ambiciosa, las perspectivas financieras para los Presupuestos de la UE de 2007 a 2013. La resistencia de los Estados miembros más ricos, encabezados por el Reino Unido, por un lado; y, por otro, el mantenimiento de un alto nivel de subsidio a los agricultores franceses, muy difícil de justificar, en el mercado interior y más en la Organización mundial del comercio, fueron los escollos finales. Cada gobierno nacional ha batallado por reembolsar al máximo sus aportaciones, a través del contenido de las políticas de gasto o pidiendo una compensación sin más rodeos, lo cual pone al descubierto la ficción de contribuir a los ingresos comunitarios y recuperar parte mediante un cheque de devolución.

Aunque la situación de receptor de fondos o contribuyente neto es el resultados de aplicar la normativa comunitaria, y no de negociaciones al margen de reglas fijadas a priori, los antiguos Estados miembros no han abierto perspectivas generosas para los diez nuevos, que se tienen que conformar con mucha menos financiación de la que recibieron en su momento España y Portugal, aunque su situación de partida es peor.

Los gobiernos nacionales siguen apostando por un discurso que presenta la obtención de subvenciones del presupuesto comunitario financiadas por los demás Estados como si se tratase del mayor triunfo. Parece que conseguir subsidios de Europa tiene más rentabilidad política en el interior de cada país que poner en marcha las reformas comprometidas en las instituciones comunitarias. Todos se declaran satisfechos por las excepciones, los fondos específicos y los variados tratamientos diferenciales, a mayor gloria de los intereses nacionales respectivos. Se han dejado para mejor ocasión las decisiones que permitan avanzar hacia la meta de hacer de la economía de la UE la más competitiva y dinámica del mundo en 2010, aunque los plazos se están acortando al tiempo que se acelera la transformación radical que supone la globalización y la emergencia de potencias asiáticas con tasas de crecimiento desbordantes. China ya se ha puesto por delante de Francia y el Reino Unido, como cuarta economía del mundo, según los últimos datos del FMI.

Mejor no decir nada, la Cumbre está demasiado cerca para que no suene a insoportablemente demagógico, sobre la relación entre las perspectivas aprobadas y los reiterados discursos llenos de buenas intenciones de los líderes del consejo comprometiéndose con la lucha para vencer la pobreza en el continente africano.

Los mandatarios de la UE se permiten el lujo de cerrar la Cumbre más como expediente administrativo que como la culminación de opciones que obedezcan a un genuino interés general europeo. Se abren, pues, muchos interrogantes sobre el valor añadido por estas perspectivas a la construcción política que necesitan los socios europeos o sobre su adecuación a las reformas necesarias, que a nadie se le oculta requieren grandes esfuerzos y sacrificios.

Extremadura es la región española que ha recibido más ayudas comunitarias per cápita y va a seguir recibiendo en los próximos siete años. Aún así, limitarse a simples consideraciones sobre el volumen de recursos sería un error. Desde el trasfondo al que nos referíamos más arriba, no es tanto la cuantía como la aplicación eficaz de los recursos, acompañando a las reformas propias para hacer más dinámica y competitiva la economía regional, lo que dará la verdadera medida de estos fondos.

*Economista