XLxa ministra Magdalena Alvarez ha expresado en varias ocasiones su concepción de un ferrocarril que necesariamente vaya superando el viejo esquema radial que para la España peninsular situaba en Madrid el punto confluyente de todas las rutas.

Es muy de aplaudir su idea del nuevo ordenamiento de los trayectos ferroviarios, tendiendo por fin a los grandes ejes, transversales o perimetrales, a modo de corredores, en los que enganchar los mayores espacios territoriales posibles. Es curioso pero algo parecido habíamos escuchado a los viejos ferroviarios y expertos en el tema en relación a la solución más conveniente para el tan manoseado AVE entre Lisboa y Madrid, a través de Extremadura.

Sería bueno para el futuro de este territorio que se considerara la posición de la ministra y pudiéramos hablar de una solución coherente como la que propiciaría un gran eje diametral de la península entre Lisboa y Valencia que incardinaría en Brazatortas-Puertollano con el corredor de alta velocidad Sevilla-Madrid. Esta opción tiene todas las ventajas en orden a poner encima de la mesa un instrumento excepcional para el desarrollo económico de la región, tan necesitada de ese futuro. Y ello por las siguientes razones:

--Establece un eje de simetría de transportes, de carácter transversal, obligado, coherente y necesario para nuestro territorio y lo hace en una línea sobre la que bascula la mayor parte de la economía y la población regional, alrededor de la cuenca del Guadiana, la futura autovía Lisboa-Badajoz-Valencia y el oleoducto Puertollano-Mérida.

--Posibilita un Lisboa-Sevilla por Mérida-Zafra-Llerena, abriendo el camino para la formalización del otro gran eje de simetría del Oeste Peninsular - la Ruta de la Plata - y el camino a Madrid, por Plasencia-Navalmoral, para el Norte del territorio.

--Permite llegar a Córdoba desde Almorchón-Peñarroya, modernizando un trayecto existente de poco más de ciento cincuenta kilómetros. Esa hijuela permitiría llegar a Málaga y el Mediterráneo Andaluz, en poco más de dos horas desde Mérida, como centro ferroviario de Extremadura. Simplemente porque el AVE Córdoba-Málaga, por Bobadilla, entra en servicio antes de 2007. Esta solución sería una revolución para Extremadura por el potencial flujo turístico que de manera estable iría generando la Costa del Sol, saturada y especulativa, a favor de nuestra región. Es decir, Extremadura asentaría turismo europeo estable, de residentes, con lo que ello significaría. Además, la Campiña Sur encajaría en un necesario enlace Peñarroya-Llerena su insatisfecha demanda ferroviaria.

--Acercaría el Levante, emprendedor y activo,a las tierras extremeñas y eso podría coadyuvar a su potenciación económica y al aumento de actividad.

--Interesaría en mucha mayor medida a los portugueses al conectarase con mucho más territorio y alcanzar el gran corredor mediterráneo entre Marsella-Barcelona-Cadiz.

Está muy claro, a poco que pensemos detenidamente, que este gran eje ferroviario, Lisboa-Badajóz-Mérida-Almorchón-Puer-tollano está cargado de futuro, principalmente para Extremadura y Portugal porque interrelaciona poderosamente nuestros espacios con otros cuyas inercias de desarrollo nos resultan necesarias. Pensar de otra manera, considerar otras opciones, limitará nuestra apuesta por alcanzar mejores cotas de bienestar que las que ahora tenemos. Es tan clara la cuestión que, racionalmente al menos, no puede comprenderse la tortuosa opción que se baraja. Seguramente satisface intereses muy concretos, pero se sacrifican los generales de Extremadura para construir un futuro sólido desde el que pudiera reconocerse el acierto de sus políticos.

Se trata, simplemente, de llegar a Córdoba desde Almorchón, para abrir el gran espacio Mediterráneo, desde el AVE Córdoba-Málaga. Y pensar cuántos potenciales residentes de la Europa más rica soñarían con nuestros grandes espacios soleados, con nuestros horizontes, si pudieran llegar fácilmente a ellos. Se trata támbien de captar inversores, actividad. Se trata támbien de llegar a Valencia por Alcázar. Quizás los horizontes de la economía levantina repercutieran en Extremadura, si la tuvieran más cerca. Se trata de llegar a Sevilla mejor, por Mérida. También de que los portugueses amplien su relación con andaluces y levantinos, pero a través nuestro. Y se trata, por supuesto, de llegar a Madrid. Pero por el itinerario más conveniente, por multiplicador de posibilidades.

Quienes de verdad quieran a esta tierra y piensen en su futuro deben pensar las cosas con rigor y siempre en beneficio del futuro de sus gentes. Por eso coincido con la ministra Magdalena Alvarez cuya opinión se enmarca en una malla peninsular de grandes itinerarios, lejos de la trasnochada concepción radial, en los que, obligadamente, debe encajarse Extremadura.

Reafirmo así una posición que, sobre el ferrocarril, llevo años manteniendo. Sencillamente porque creo en ella, pues desde la opinión de los viejos ferroviarios pude construirla. Ellos siempre defendieron, aún lo defienden, que hay que llegar a Puertollano. Y, ahora más que nunca, a Córdoba.

*Exalcalde de Mérida