Hace días que no puedo quitarme de la cabeza la fotografía del abrazo entre Belén Esteban y Rosalía Vila. Así que he decidido averiguar por qué y explicárselo a ustedes en este inicio de agosto donde necesitamos relajar un poco los rigores políticos. Aunque este asunto también es muy político.

¿Por qué una cantante de prestigio internacional se prestaría a un posado del brazo de un personaje como Belén Esteban? Esa era la pregunta. Pronto comprendí que la Esteban y la Rosalía se parecen en tantas cosas que la foto, en realidad, era lógica y representativa de nuestra sociedad.

En 2018 se filtró que Esteban cobraba unos 800.000€ al año y el mes pasado pagó 700.000€ de deuda a Hacienda; sabiendo eso y que lleva casi veinte años de plató en plató, es fácil imaginar su patrimonio. Rosalía pidió en marzo 500.000€ por un concierto en Valladolid y cobró 217.800€ por el de Córdoba en junio; sabiendo que este verano tendrá más de una veintena de actuaciones, también la imaginación se hace sencilla. A ambas les han tenido que bajar los humos porque no valen por lo que se venden: Telecinco disminuyó el sueldo a la Esteban en enero de 2018 y a la Rosalía decidieron no contratarla ni el Festival de Jazz de Vitoria —¡qué pintará en un festival de jazz!— ni el ayuntamiento de Valladolid.

Las dos tienen una extraordinaria popularidad, como demuestran sus redes sociales. Cuando escribo estas líneas, Rosalía tiene más de 4 millones de seguidores en Instagram, casi 460.000 en Twitter y casi 250.000 en Facebook. Esteban cuenta con más de 706.000 en Instagram, algo más de 1.200.000 en Twitter y, aunque no tiene verificación en Facebook, los seguidores de las principales páginas a su mayor gloria superan los 50.000.

Otro elemento que las hermana es la sexualización que hacen de sus cuerpos. No es necesario sexualizarse para cantar ni mucho menos para gritar en televisión. Pero sexualizarse tiene una gran ventaja: hace caja. Rosalía no solamente se sexualiza en el estilo de sus interpretaciones musicales, sino que lo hace permanentemente en su perfil público de Instagram (desde el principio: la cuarta fotografía, del 04/12/13 con 20 años, era un «selfie» desnuda, de espaldas); por no hablar de su actual fotografía de portada en Twitter, que representa su cintura en la que convergen una parte de su abdomen desnudo y el borde de los vaqueros, donde se acumulan grandes cantidades de billetes de 50€ y 100€ que saca con su mano. La Esteban hizo dos posados desnuda en Interviú, el primero en enero de 2004 y el segundo en junio de 2012, enarbolada en la bandera del movimiento LGTBI.

Además de todo esto, y que una es reina (del flamenco pop) y la otra princesa (del pueblo), ¿en qué más se parecen? En que ambas van de rompedoras y, como está claro, son núcleo duro del sistema contra el que dicen estar.

Belén Esteban se hizo famosa denunciando los agravios de su ex marido contra ella y su hija, aunque su trayectoria posterior ha puesto en duda si es más machista ella o el torero que quiso ser cantante; también despotrica contra la clase política como si ella supiera hacerlo mejor, aunque luego se le escape su simpatía por Ciudadanos. Rosalía tiene hoy como foto de portada en Twitter la «mano cornuta», gesto clásicamente antisistema en el mundo de la música, y abandera la innovación de la fusión entre pop y flamenco, pero ni lo segundo es nuevo ni cobrar 500.000€ por concierto es antisistema.

Me dirán ustedes: la diferencia es el talento. No crean. Ambas tienen el mismo talento extraordinario para venderse y para encajar perfectamente en la maquinaria del capitalismo. Lo demás es subjetivo, hay a quien le encanta la una y la otra no, y viceversa.

Y así es como se entiende perfectamente la foto del abrazo. Ambas aceptan que «tanto te pagan, tanto vales», ambas aceptan que la sexualización es un producto más que tiene precio y ambas predican lo que no son. Ambas son élite (una «reina» y otra «princesa»). Por eso es completamente lógico que ambas se abrazasen en aquella foto del 10 de julio que a estas horas gusta ya a 79.388 personas. Era, sencillamente, el abrazo de quienes pertenecen a la misma familia.

*Licenciado en Ciencias de la Información.