TAtlgunos periódicos serios y bastantes círculos políticos madrileños creen ya fuera de toda duda que Pedro Solbes , el vicepresidente económico, saldrá del Gobierno cuando acabe la legislatura. O sea, que le queda menos de un año. Personalmente lo sentiré, aunque no me extraña: al número tres se le notan poco los gestos, pero sabemos bien de sus sofocos y de algunos desaires, de sus disgustos y de que quisiera distanciarse de la trayectoria de esas opas-misiles contra Endesa que de forma tan catastrófica han acabado. Si es que han acabado, claro.

Idos Montilla del Ministerio de Industria y Miguel Sebastián de la oficina de Planificación Económica de La Moncloa, Pedro Solbes parece no tener ya con quién pelear en las áreas del poder económico.

Aseguran que el cansancio del vicepresidente es infinito, aunque aguantará los meses que restan simplemente por no dejar tirado a Zapatero . Y porque, opas aparte, la economía va bien y tampoco pide sacrificios excesivos.

Que Solbes esté pensando en marcharse, y que este pensamiento haya trascendido (incluso se cita a Miguel Sebastián como posible sucesor, elecciones municipales y generales mediante), indica muchas cosas. Por ejemplo, que Zapatero debería haber hecho una crisis de Gobierno hace ya tiempo. Y que no es buena señal que los colaboradores más cercanos al presidente estén meditando su retirada.

Fue el 1 de marzo de 2004 --lo recuerdo con exactitud--, en Monterrey, México, donde Pedro Solbes me aseguró que, cuando concluyese su mandato en Europa (era comisario económico en la UE), pensaba dejar para siempre la vida pública. Claro que en aquellos momentos todo indicaba que el Partido Popular ganaría las elecciones y nadie pensaba en el 11-M ni en lo que ocurriría en aquellos tres días tremendos hasta la carrera hacia las urnas el 14-M. Luego todo fue como fue: Sebastián rechazó la oferta de quedarse con la cartera de Economía y a Solbes, persona cuya falta de ambición creo que puedo atestiguar, lo convencieron para que aceptase el puesto, con una vicepresidencia aneja.

Si se va, se irá uno de los grandes activos de esta primera etapa Zapatero, pese a los claroscuros, a algunas contradicciones y a las mentadas y malhadadas opas. Ya digo: no es una buena noticia.