TUtn día, durante el rodaje de la película "Un hombre va por el camino", la prestigiosa actriz española Ana Mariscal se enamoró del fotógrafo cacereño Valentín Javier y, desde entonces, comenzó a Cacereñear como es debido, en medio de la belleza del Casco Histórico-Monumental, de sus pueblos y monumentos. Acaso de forma incansable en su escaso tiempo libre, porque Ana Mariscal ya triunfaba en el panorama cinematográfico, donde comenzó con "El último húsar", 1940, siguiendo con "Raza", 1941, "Vidas cruzadas", 1942, "La princesa de los Ursinos", 1947, "Pacto de silencio", 1949, o "Jeromín", 1953.

Y fue tal la pasión cacereña que un día Valentín Javier y Ana Mariscal, de gran amistad con el periodista Leocadio Mejías , también paisano, que había escrito una novela titulada "Segundo López, aventurero urbano", sobre la vida de un hombre de provincia, un cacereño en este caso, que quiere abrirse las puertas de la vida en Madrid por los raíles migratorios de los postguerra, pensaron en hacer una película basada en la novela de Leocadio Mejías. Y cuyo protagonista trataba de ganarse el pan, tal cual comenzaban a hacer, por esa época, legiones de emigrantes cacereños procedentes de todos los municipios, en lo que se denominó como la gran tragedia y riada migratoria.

XANA MARISCAL,x que en 1953 ya había creado su productora Bosco Films, Javier Valentín y Leocadio Mejías, pasaron muchas horas y muchos días dándole vueltas al proyecto, por lo que un día me contara el fotógrafo cacereño en TVE, acerca de cómo llevar al cine la novela. Hasta que un buen día dan con todas las claves. Entonces aceptan el reto, habilitan un presupuesto escaso, que sale de los bolsillos propios, y se ponen manos a la obra.

Para ello eligen, como protagonista principal, a un cacereño, Severiano Población , amigo de Valentín Javier y de Leocadio Mejías en andanzas, tertulias y sueños de conquistar la Villa y Corte madrileña, con una maleta impregnada de juventud y de anhelos.

En tan solo unos cortos meses, con Ana Mariscal, Luisita Esteso y Tony Leblanc en el reparto, además de Severiano Población, estrenan la película en Madrid, y que recogió los aplausos de la crítica al apreciar cómo el film, una comedia, no exenta de un cierto drama humano, relata la historia de un buen hombre de provincias que al llegar a Madrid conoce a El Chirri y con el que lleva a cabo numerosas andanzas, correrías y peripecias urbanas, algunas de ellas basadas en la propia realidad del propio protagonista de la película, Severiano Población.

XUNA OBRA DEx una gran directora, ya que no hay que olvidar que Ana Mariscal está considerada como una de las mejores directoras de cine del siglo XX, y que se ofrece, desde la perspectiva de los analistas y expertos, como una película que es una muestra del neorrealismo italiano, con una parte de crítica social, y que retrata con sensibilidad el costumbrismo madrileño de los tiempos.

No obstante, claro es, al estar grabada en Madrid y con el argumento de un cacereño en la capital de España, la película muestra señalados aunque escasos pasajes de la ciudad de Cáceres, donde su estreno fue todo un éxito y con todos volcados con la película. Entre otros considerandos porque en una ciudad pequeña, que por aquel entonces rondaba los 50.000 habitantes, Severiano Población, maestro de obras, era una persona muy conocida. En la película se aprecian, entre otras, imágenes de la antigua estación de Ferrocarril, esto es, la de los Fratres, y unos segmentos del Casco Histórico-Monumental, de siempre conocida como Ciudad Antigua.

De la noche a la mañana a Severiano Población le conocía, como se dice popularmente, el todo Cáceres, hasta el Tato, le miraban por la calle, se hacían comentarios sobre su persona, todos le decían "¡Adiós, Segundo!", familiarizándole con el protagonista de la película, mientras el actor cacereño respondía sonriendo, y hasta le pedían autógrafos. La gloria pasajera y efímera. Y todo Cáceres aplaudió, enfervorizada, la película de sus paisanos Valentín Javier, Severiano Población, Luis Mejías y la cacereña consorte Ana Mariscal.

Una película que hizo revivir a Cáceres el fenómeno de sus considerandos en el mundo cinematográfico, pero que no pasó de las comidillas urbanas, de los apuntes notables de la crítica, y, sin embargo, de una desatención del espectador nacional, aún a pesar de cuanto hay en la misma de sensibilidad artística, del notable papel de un profano en la materia de la interpretación, como era Severiano Población, la gran fotografía de Javier Valentín y la señalada dirección de Ana Mariscal.

XNO OBSTANTEx "Segundo López, Aventurero Urbano", ya quedó encuadrada en las páginas de la historia del cine, mientras desde aquellos mismos momentos Severiano Población sueña, y de qué modo, como le diría a mi padre, con que hay que ayudar al cine en Cáceres como sea, don Valeriano .

De este modo, allá por la década de los cincuenta, ya existía en Cáceres el Cine de Verano de la Plaza de Toros, para aprovechar el frescor de las noches estivales, donde se proyectaban películas como "Un caballero andaluz", por ejemplo. Y, también el Cine Rex, 1956, sito en la Huerta del Conde, allá por la Ronda de San Francisco.

Pero Severiano Población llevaba dentro el venenillo del cine. Así pues, un buen día, el 13 de junio de 1963, Severiano Población arranca con el Cine de Verano de San Blas. Y que inicia sus proyecciones, como no podía ser de otra manera, con la película "Segundo López, aventurero urbano", en medio de muchas lágrimas de nostalgia, de emoción, de sentimentalismo, de abrazos de amigos, porque aquel día el todo Cáceres se dio cita en el Cine de Verano de San Blas, como homenaje a un gran cacereño. Curiosamente la segunda película, que se proyectó ese mismo día, en sesión doble, fue "El día más feliz de mi vida".

Películas que el autor de estas líneas pudo ver desde aquella terraza terraplén o cuestas de las afueras del recinto de los cines de verano, como era el caso del Cine San Blas y del Capitol de Verano, y que se contemplaban, claro es, gratis, con el duro asiento del suelo, entre bocadillos de mortadela, de patatera, de agujas en aceite, agua caldorra y hasta algún que otro dulce, además de las consabidas pipas, chicles, cacahuetes o almendras garrapiñadas. Y, también, por supuesto, con buena visibilidad aunque con señaladas dificultad del audio.

Un cine, el San Blas, que desde el primer día fue conocido como el Cine de Severiano Población, pero que pocos años después, en agosto de 1967, tuvo que cerrar, lamentablemente, sus puertas. Pero que, en su historia, figura con la película "Segundo López, aventurero urbano", como primera proyección.