El Ministerio del Interior considera a Cáceres como una de las ciudades más seguras de España, informe dado a conocer ayer durante la reunión de la junta local de seguridad, la primera de esta legislatura. Y como el ranking se confecciona, entre sus principales variables, en función del número de denuncias, el alcalde cacereño asegura que Aldea Moret, cuyos vecinos anuncian movilizaciones para la próxima semana, tiene unos índices de delincuencia similares a los de otras zonas de la capital.

El problema de las estadísticas es que muchas veces no incluyen variables que sí debían ser tenidas en cuenta para conocer el grado de bienestar de un determinado barrio. Así, los vecinos tienen miedo de denunciar por temor a represalias; los carteros y los conductores de autobús están asustados; los repartidores de pizzas no quieren entrar en el barrio y los taxistas piden protección policial. Si a todo ello unimos los múltiples desperfectos ocasionados por vándalos y gamberros en muchos bloques, la realidad se aleja de lo que marcan las estadísticas. La problemática de Aldea Moret no es comparable a la de la mayoría de las barriadas cacereñas, por mucho que digan los datos oficiales.