Hay que hablar de nuevo de Íñigo Errejón. Si la semana pasada fue por su adiós a Podemos, hoy lo es por su respuesta a Pablo Iglesias, el cual parece no entender --o no querer entender-- que si Errejón ha optado por ir junto a Manuela Carmena en las próximas elecciones (ella para revalidar la alcaldía de Madrid, él para hacerse con la presidencia de la Comunidad) no es por afán de poder, como ha afirmado el propio Iglesias, ni siquiera por despecho, como afirma la prensa especializada en Vistalegre II, sino por hartazgo, así de simple, así de claro, así de triste. Por cierto: ¿es Iglesias el más indicado para hablar de afán de poder? El hartazgo de Errejón proviene precisamente del exceso de poder que Iglesias tiene en el partido, hasta el punto de que el partido es él, como ya se ha dicho aquí y que no está de más repetir. Y en cuanto al despecho, pues lo sería también de Iglesias, que tampoco entendió que Errejón le disputara la secretaría general del partido en 2017.

¿De aquellos polvos, estos lodos? No es descartable. Pero el enfado de Iglesias ahora tiene su origen en la decisión de Errejón de aspirar a la Comunidad de Madrid al margen de Podemos, algo que Iglesias ha calificado de «izquierda amable». Más exacto: «una izquierda amable escindida de Podemos». Lo cual que Errejón no lo ha entendido como «un ataque o una crítica». Y ha añadido: «Es como si por ser de izquierdas hubiera que estar permanentemente enfadado o regañando a la gente». A su juicio, «la izquierda debe espabilar y dar la cara», porque «los partidos, a veces, tienen el riesgo de ensimismarse», lo que ocurre cuando solo escuchan a quienes piensan igual. En cuanto a quienes le reprochan que «tiene un mal perder» y que «todo es consecuencia de que su alternativa no triunfó en Vistalegre II», Errejón ha dicho que «lo mejor en los partidos es no tener criterio propio». Pero no es su caso. Y ha concluido que él ha aprendido mucho de la forma de gobernar de Carmena, que «escucha más que regaña y propone más que impone». Cuidado con Errejón.

Había que hablar hoy de él, de nuevo, porque Errejón va a dar mucho que hablar.