La intransigencia de ETA hizo fracasar el último intento para un final dialogado de la violencia que lleva décadas impregnando el conflicto vasco. Era la última oportunidad para poner fin a la espiral de horror y asesinatos de una historia interminable. Ignacio Uria ha sido la víctima 825 de ETA. Pero la frustración derivada del fracaso del proceso no ha dejado indemne a ETA. Una parte del colectivo de presos, que albergaba la esperanza de obtener la libertad o de reducir sensiblemente las condenas si se ponía fin a la violencia, ha criticado a la dirección y ha exigido el fin de una lucha armada rechazada por la gran mayoría del pueblo vasco.

En el seno de la dirección se han producido enfrentamientos por la forma en que se puso fin a las conversaciones con el Gobierno (el atentado de la T-4 de Barajas fue, según parece, una decisión no comunicada a la delegación que negociaba con el Gobierno), que han alcanzado aires de ruptura entre el frente político y el frente militar, personalizados en Xabier López Peña, Thierry , y Garikoitz Aspiazu, Txeroki , ambos ya detenidos por las fuerzas de seguridad (el 20 de mayo y el 17 de noviembre, respectivamente). Además, la izquierda aberzale se ve incapaz de movilizar la calle, impulsa una plataforma independentista con EA y otras organizaciones para paliar los efectos de la ilegalidad y desaprovecha una nueva ocasión para condenar la violencia. Como colofón, ETA perdió las últimas complicidades internacionales (IRA, Congreso Nacional Africano) cuando, por boca de la delegación de Batasuna, se negó a abandonar las armas en la última reunión con dirigentes del PSE (Suiza, mayo del 2007) si el Gobierno no reconocía la territorialidad y el derecho a la autodeterminación.

XEN SINTESISx, ETA se encuentra hoy más aislada y debilitada que nunca: asediada por las fuerzas de seguridad de España y Francia; con un apoyo social en claro retroceso y una sociedad vasca que rechaza sus crímenes; con una dirección dividida, enfrentada y diezmada por las detenciones; con algunos de los dirigentes presos más significados opuestos a la dirección y partidarios de abandonar la lucha armada; con una militancia desorientada y fracturada por las divisiones internas y una izquierda aberzale sin el suficiente coraje político y moral para desmarcarse de los asesinatos; sin complicidades internacionales (salvo el entorno de Al Qaeda, ETA se ha convertido en la única organización armada en activo en la UE) y sin liderazgo (queda la incógnita del papel que puede tener Josu Urrutikoetxea, Josu Ternera ). Y, sin embargo, ETA sigue matando, insensible a la realidad vasca y al rechazo masivo de la violencia.

Ignacio Uría era un empresario próximo al PNV y su empresa es una de les adjudicatarias encargadas de construir la Y vasca , la red de alta velocidad que unirá las tres capitales vascas, y a Euskadi, con Madrid y Europa. Y, desde hace meses, ETA, con sus atentados, intenta capitalizar la oposición que el proyecto encuentra entre algunas fuerzas políticas y sindicales vascas. Cree así poder contrarrestar la pérdida de apoyo social y reeditar campañas que en su momento calificó como de éxito: la campaña contra la construcción de la central nuclear de Lemoiz, proyecto que fue abandonado en 1982, con la central prácticamente construida, tras 246 actos terroristas cometidos entre 1977 y 1982 contra Iberduero y la central, y de cinco asesinatos (incluidos los del ingeniero José María Ryan y el del director de la central, Angel Pascual ); a caballo de los 80 y los 90, campaña contra la autovía de Leitzaran, cuyo trazado fue finalmente modificado. No obstante, el autismo impide a la actual dirección de ETA ver que las supuestas victorias no fueron tales. En el caso de Lemoiz, lo que resultó fundamental fue la movilización de la sociedad civil en contra de la central; en el de Leitzaran, la modificación del trazado fue obra del PNV, cuando en 1991 substituyó en la Diputación Foral de Guipúzcoa a EA, y de la oposición de la coordinadora ecologista Lurraldea, liderada por Jonan Fernández , que, a raíz de esa experiencia, puso en marcha Elkarri (hoy Lokarri), un movimiento que rechaza cualquier tipo de violencia o coacción y que apuesta por resolver el conflicto vasco por la vía de la negociación y la política. Paralelamente, el atentado contra un empresario próximo al PNV pretende ser un aviso para el partido nacionalista que difícilmente variará su decisión estratégica más sólida manifestada ya claramente en las reuniones de Txiberta (1977): optar claramente por las vías políticas e institucionales rechazando cualquier complicidad con la violencia.

Ya sé que las consideraciones anteriores servirán de poco para mitigar el dolor de los familiares y amigos de Ignacio Uria, asesinado, como dijo el lendakari, de la forma más cobarde posible. Un asesinato perpetrado por una organización autista, debilitada y enloquecida, que ha entrado en un proceso de implosión sin retorno. Podrán seguir matando, porque desgraciadamente matar es muy fácil, pero la unidad de las fuerzas democráticas y la efectividad de las fuerzas de seguridad les marcan una agenda inexorable que conduce a la desaparición y la cárcel.

*Catedrático de

Historia Contemporánea