La guerra por los sillones y sueldos ha llegado a Podemos Extremadura. Al menos la posesión de los asientos del poder y el disfrute de las nóminas emanadas principalmente del Parlamento regional, figura entre los escasos reproches que estas semanas se han lanzado previos a la campaña electoral del partido morado, que al igual que en otras comunidades celebra comicios internos.

Contienden tres candidaturas; la considerada oficial y fiel al poder central de Pablo Iglesias, liderada aquí por el actual secretario general Álvaro Jaén y apoyada por lo que clásicamente se llama aparato, incluyendo a todos menos uno de los diputados autonómicos, y a la única diputada nacional; una segunda lista como alternativa más conocida también a escala nacional asimilada los anticapitalistas y a los fieles de los principios originales del partido, y una tercera ideológicamente mas heterogénea algunos de cuyos adeptos, por críticas públicas lanzadas hace cuatro meses, han sido suspendidos cautelarmente de militancia.

Del líder de este último colectivo, Entre Todxs Podemos (la equis engloba femenino y masculino) salió hace mes y medio un sonoro reproche dirigido se supone a la dirección del partido, y a quienes se calientan a su abrigo.

«No quieren debate, no dan la cara… Se está muy bien en sus sillones y con sus jugosos sueldos», escribía Moisés Macías, el joven informático concejal de Jerez Puede, candidato a secretario general regional, como pie de una imagen en la que se veía a siete miembros del consejo ciudadano regional esperando inútilmente que se presentaran a la reunión provocada por ellos, otros consejeros como Jaén, la diputada autonómica Irene Miguel o la nacional Amparo Botejara.

«Una pena cómo se están cargando el proyecto», redondeaba su crítica.

Aquello era de la política más clásica, o vieja, que existe, y consiste en no presentarse para que no haya quórum y por tanto ni debate, ni votación, ni decisión alguna.

Algunas voces en el partido se han venido quejando, también en otros territorios, del autoritarismo de las direcciones. Podemos, aparte de su definición ideológica-política aún en construcción, ha ido dejando por ese camino que empezó el 15-M de 2011 a muchas personas, conozco por ejemplo al exsecretario general de una agrupación del PSOE en una de las capitales castellano-leonesas que abandonó el partido en la era Zapatero, participó en la fundación y primeros pasos de Podemos en su ciudad, y terminó abandonando para ser hoy uno de sus primeros críticos.

Abandonos ideológicos, pero también personales por la exigencia que un ejercicio político tan intenso como el que se pretende en el partido morado --largas discusiones asamblearias, interminables debates ideológicos, muchos kilómetros por recorrer en Extremadura para hacer organización--, supone para la conciliación de la vida familiar, laboral, y ahora política.

La campaña electoral interna termina el próximo miércoles 9, el último día que los inscritos --aunque ya en propios escritos oficiales se les describa con el evitado en principio ‘militante’--, tienen para votar y que son tres jornadas, del 7 al 9. El viernes 11 se conocerían según el calendario los resultados.

Frente a la maquinaria de la que pueda disponer la lista oficial de Álvaro Jaén, se despliega también la alternativa de Sandra Calvo, concejala independiente por IU en Madroñera, en una lista apoyada por el único diputado que se sale en este tema del carril, Obed Santos, y que aúna anticapitalistas con todos aquellos que se declaran seguidores del espíritu del 15-M y mantenedores en la ilusión de romper con los procedimientos partidistas tradicionales.

Hace algo más de un año se produjo la segunda y hasta ahora más importante votación interna de Podemos Extremadura, sobre la investidura presidencial de Fernández Vara, que fue apoyada sorprendentemente por el 44% de los 1.200 inscritos (entre 6.700) que se manifestaron; la segunda hizo secretario general de forma ajustada a Jaén (53%) frente a Raquel Mayordomo (43%). Llega ahora el escrutinio de la madurez.