TAtprovechando el sugerente título de contrastes de aquella empalagosa película norteamericana sobre la familia Trapp --incluso su melodioso fondo musical-- vamos a tratar de analizar el paisaje crítico que tenemos delante y la actuación de los "artistas" que lo están pintando; aunque, a veces, pueda tenerse la impresión de que estos "artistas" políticos que aparecen en la palestra para explicarlo, "no pinten nada" y solamente sirvan de pantalla, de telón de fondo, de rompeolas ministerial, para ocultar a los verdaderos muñidores de la crisis: banqueros y financieros "ultracapitalistas", que prefieren el anonimato, porque en la sombra los beneficios son siempre mayores y no hay que declararlos.

La gente normal --que se está convirtiendo en humilde a pasos agigantados-- vive hoy entre "Sonrisas y Lágrimas"; pero formando masas corales de indignados, de huelguistas, de manifestantes discontinuos y de menesterosos desahuciados que claman y gritan --más que cantar-- a causa de la descontrolada avaricia e insensibilidad de los responsables de la Unión Europea; una entelequia político-financiera, que se vendió a los pueblos y a las gentes como el futuro paraíso del hartazgo y de la prosperidad sin límites, y está resultando ser la panacea de los "Epulones" y la miseria de los "Lázaros" de este desdichado mundo.

Las "sonrisas" --de unas cuantas minorías satisfechas y orondas-- pueden sintetizarse en la expresión bobalicona del Ministro de Hacienda, siempre que habla de sus medidas ante la crisis. Una sonrisa de simpleza, de cierta estulticia conejil, para justificar fracasos y anunciar nuevas iniciativas recaudatorias que fracasarán de nuevo, en un inmediato futuro. También se pueden adivinar en la sonrisa picarona y desvergonzada de algunos banqueros que han llevado a la ruina y a la nacionalización de sus entidades; acumulando, no obstante, para sí sustanciosas indemnizaciones, retiros y jubilaciones millonarias, por dejar en la calle a miles de empleados y por haber gestionado ante sus amigos políticos subvenciones y compensaciones estatales, "rescates" comunitarios, sin tener que devolver nada de lo defraudado a sus clientes más confiados, ni tener que perdonar ni un céntimo a los deudores de créditos o hipotecas, que se verán expulsados de sus viviendas sin el más mínimo remordimiento.

"Sonrisas" de los defraudadores que se han visto recompensados con una amnistía fiscal sin precedentes ni explicaciones; de los evasores de impuestos, a los que también se han "condonado" sus ocultaciones y blanqueos a cambio de declarar un porcentaje de sus ingresos, ¡que tampoco lo han hecho! "Sonrisas" de los diputados, senadores, asesores, consejeros, amigos y sobrinos de los políticos de turno, que podrán seguir gozando y disfrutando de sus prebendas, sueldos, ordenadores, coches oficiales, sobresueldos y viajes, tan "honestamente" conseguidas embaucando a los electores.

XPERO TAMBIENx habrá "lágrimas", como en el espectáculo musical que comentamos. Lágrimas de los millones de trabajadores en paro, desempleados, con cargas familiares que ya no podrán atender; porque el magro "subsidio de paro" que el Estado les otorgaba está siendo cuestionado y puesto en solfa por los organismos económicos de la UE y por los propios responsables del bienestar social del Gobierno de España.

Lágrimas de los miles de desahuciados y expulsados de sus casas por los bancos, entidades de ahorro y tribunales, puestos de acuerdo para echar a la calle a innumerables familias y reclamarles, al mismo tiempo, la devolución de los créditos que recibieron para constituir su hogar. Lágrimas de los enfermos dependientes de otras personas, sin medios para pagarlas sus servicios, que se verán igualmente dejaros a la "voluntad de Dios".

En fin, lágrimas y lamentos de los "indignados", de los inmigrantes "sin papeles", de los profesionales, estudiosos, artistas, investigadores y muchos otros colectivos profesionales y productivos que han visto como se devaluaba su labor y su trabajo, con "recortes", "EREs" y depreciaciones retributivas, mientras los responsables seguían sonriendo con sus rapiñas bien aseguradas en cuentas de Suiza, de Liechtenstein, de las Islas Caimán o de las Sheicheles.