WLw as bolsas se han revalorizado desde las caídas que culminaron en el pasado mes de marzo y los índices mundiales presentan evoluciones anuales positivas. Y el alza se ha acelerado en el mes de julio, cuando se han producido los mayores avances bursátiles desde el año 2003 porque las compañías han tenido resultados mejores de los previstos.

El ahorro mundial considera que la crisis ya ha tocado fondo y que la recuperación no está lejana. Puede equivocarse, pero es cierto que el que se vuelva a invertir en las empresas es ya un síntoma realmente reconfortante.

Más sorpresa causa que el índice selectivo español sea uno de los que más sube. Un 59% desde los mínimos del pasado 9 de marzo y un 18,04% desde el 1 de enero, apreciación que dobla la del Euro-stoxx 50 de las grandes empresas europeas y que supera los índices alemanes, americanos y japoneses.

¿Por qué los grandes fondos de inversión del mundo apuestan por el Ibex-35 pese a la severidad de la crisis, el fuerte aumento del paro y el ambiente catastrofista que nos invade?

Por varias razones. La primera de ellas es que los grandes valores del Ibex (Telefónica, Santander, BBVA-) tienen parte importante de su actividad fuera de España. Contra lo que pasaba durante muchos años, ahora tenemos empresas de primer nivel internacional en la banca (el Santander es ya el primer banco del mundo por beneficios), la obra pública y la tecnología de las comunicaciones.

Pero la confianza en nuestras grandes empresas, en las grandes empresas españolas, sería imposible si se previera un escenario catastrófico. La crisis es grave y España debe corregir su modelo productivo, su educación, su mercado del trabajo y muchas otras cosas. Pero, desde la salida de la crisis del año 1993, España se ha caracterizado por un gran dinamismo económico, unos empresarios internacionalizados, unos sindicatos responsables y una política económica solvente.

En el milagro español ha habido especulación, ladrillo e improvisación. Pero también materia gris: tres de las diez primeras escuelas de negocios del mundo están en España.

Y el ahorro internacional no tiene pasión política.

The Economist, que lee la élite mundial, publicó la semana pasada un editorial crítico con la política económica del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, lo que no le impide reconocer algunos aciertos. Quizás el mundo tiene más confianza en nuestra economía que parte de la derecha, patriotera, pero tendente al catastrofismo ácrata y a la desconfianza en el Gobierno cuando no lo controla.