TEtl problema del suelo urbano no es fácil de resolver. La prueba de ello es que las competencias urbanísticas han sido transferidas a las competencias autónomas, y no hay una sola autonomía donde los pisos sean baratos, esté gobernada por nacionalistas, socialistas, populares o entreverados. Si alguno de estos partidos tuviera la fórmula mágica, ya la habría aplicado. Como ningún partido la sabe se limitan a decir, cuando están en la oposición, que lo arreglarán cuando los ciudadanos les den sus votos.

Ello no quiere decir que no existan inquietudes y parece que en el Ministerio de la Vivienda se prepara una nueva Ley del Suelo, que por algunas filtraciones que nos han llegado puede ser, más que una Ley del Suelo, una Ley de Cuerpo a Tierra.

Algún asesor clarividente ha dado con la pasmosa fórmula de que lo mejor sería que el promotor dedicara el veinte por ciento de la promoción, sea la que sea, a viviendas baratas o viviendas de alquiler barato. Es decir, se promueve una urbanización de lujo alrededor de un campo de golf, y ya está, entre los impresionantes chalets situados entre el hoyo ocho y el hoyo nueve, o entre el hoyo dieciocho y el club social, se construyen unos apartamentitos baratos para alquilar a jóvenes sin posibles, emigrantes recién llegados o familias modestas. No sé cómo no se le habría ocurrido antes a nadie un procedimiento tan eficaz para que nadie promueva viviendas de lujo, porque no es fácil encontrar un cliente dispuesto a desembolsar tres millones de euros para poder vivir al lado de un bloque de apartamentos baratos. Seguro que el teórico ha pensado que así se estimula el interclasismo. Seguro que no le han informado de que, ante la llegada de emigrantes al barrio, los que más protestan no son los que viven en las zonas más caras, sino los que conviven en la misma escalera. Y es que sobra despotismo, más o menos ilustrado, y falta realismo.

*Periodista