Cantidad de veces en nuestras reflexiones dominicales hemos dicho que Dios está a nuestro lado, que se sienta junto a nosotros, que lo tenemos que ver y sentir en todo lo que nos pasa, y lo que es más importante verlo en las personas que viven a nuestro lado, y en los que sufren, estos días lo podemos sentir nada más escuchar las noticias o ver la televisión. Podría citaros cantidad de textos evangélicos en los que esta realidad es evidente, pero cuando hablas de estos temas se te viene a la cabeza rápidamente Mateo 25, aquel en el que Jesús, con la claridad que le caracterizaba, nos dice de qué se nos va a pedir cuenta a aquellos que intentamos tenerlo como referencia en lo que hacemos. Ahora, cuando nos encontramos en esta situación, en la que nuestros movimientos están completamente reducidos, en la que lo más importante es lograr que la pandemia no se extienda, en la que no se puede acudir a los lugares de culto, ni incluso los domingos, no puedes decir que no puedas encontrarte con Él.

Lo tienes sí a tu lado, en el pasillo de casa que recorres de arriba abajo, en la cocina a la que le dedicas más tiempo, en esa afición que has recuperado, en esas lecturas que te ayudan a relajarte, en los juegos, en el móvil, en el tiempo extra que pasas con los hijos, en la rutina, en el descanso de la noche… no lo encontrarás en el pesimismo, en la pérdida de la paciencia, en las voces, o en los momentos en los que tu pensamiento se descontrola.

Y luego están los que lo pasan peor, los que están solos, los mayores, los que no pueden salir ni a la compra; o aquellos a los que les gustaría ayudar pero no saben cómo, no saben qué hacer… porque el miedo es libre. Después que pase todo esto, porque vamos a poder con ello, habrá que replantarse más de una cosa, ¿Cuáles son nuestras prioridades?, ¿qué es lo primero, y qué es lo segundo, tercero o cuarto? Desde casa, como todos vosotros, pero como me dice una feligresa ‘con Dios al lado, nunca me siento sola’, no solo ahora, sino siempre, incluso cuando ha ido todo bien. Pido a ese Dios cercano toda la fortaleza y toda la paciencia que nos hace falta en estos momentos.

¡Mucho ánimo para todo!

* Sacerdote