TCtuando uno es rico se puede permitir ciertos caprichos, y eso es lo que debe haber pensado el multimillonario australiano Clive Palmer, que se ha embarcado en una aventura de lo más excéntrica: resucitar el Titanic. El grandioso transatlántico que se hundió en la fatídica noche del 15 de abril de 1912 tendrá un hermano gemelo que estará equipado, eso sí, con lo último en tecnología naval. Para evitar que la historia se repita, el barco contará con suficientes botes salvavidas, además de un moderno hospital, un helipuerto, aire acondicionado y wifi.

El aspecto seguirá siendo eduardiano, aunque made in China, que es donde se construirá. Y con tal de mantener el ambiente decimonónico, Palmer ha decidido mantener la clásica división en tres clases de viajeros. Los más afortunados podrán disfrutar de los baños turcos, la sala de fumadores, la impresionante escalinata imperial o el gimnasio, todo ello copiado al detalle del original. Los de tercera tendrán que conformarse con instalaciones algo más espartanas. Algunos megarricos ya han reservado su camarote de primera, aunque la construcción del gigante aún no se ha iniciado.

No será hasta 2016 cuando, si todo sale según los planes del magnate, el Titanic II volverá a surcar las aguas entre Liverpool y Nueva York, con la esperanza de que el calentamiento global haya terminado ya con los pocos icebergs que todavía quedan en la zona. Imagino que este desquiciado proyecto les parece una payasada de alguien que no vive en el mundo real. Estoy de acuerdo.

¿Sabían ustedes que en medio de la crisis el número de millonarios ha aumentado un 13% en España? Según un banco suizo --y los helvéticos saben del tema--, hay unas 400.000 personas en nuestro país flotando en euros. Y en todo el mundo se cuentan unos 32 millones de personas que superan el millón de dólares de patrimonio, el equivalente de toda la población de Marruecos. El sector del lujo es uno de los pocos que crecen año a año, a un ritmo sostenido pero imparable. Todo con tal de saciar las excentricidades de unos pocos privilegiados.

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