Monago recibe el placet de Casado y luego rompe la baraja del Pacto por el Ferrocarril, en Podemos cambian de líder regional a pocos meses de las elecciones y sus dirigentes locales andan a tiros en Badajoz, mientras IU sigue sin decir si irán con ellos a las elecciones, y en Ciudadanos habrá de aclararse a no mucho tardar quién es el candidato o candidata a la presidencia de la Junta en las autonómicas.

Tras la euforia de algunos, como Ciudadanos, y la preocupación de otros como PSOE, a consecuencia de un resultado regional andaluz en el que el PP, en retroceso, hace de tripas corazón y se abraza a un Vox ardiendo, con Unidos Podemos postrado en el diván del psicoanálisis, llega el CIS del criticado Tezanos y arma el cisco con un barómetro que viene a contradecir las tendencias apuntadas en las urnas andaluzas.

Creerse o no la encuesta que daría en generales, en Extremadura, 17 puntos de ventaja a socialistas sobre populares, con Ciudadanos pisando cada vez más cerca los talones y como segunda opción de voto sobre todas las demás -ojo a eso--, es ya cuestión de fe, y mucha hay que tener tras los cambios de criterios en el Centro de Investigaciones Sociológicas y los continuos batacazos de los estudios demoscópicos, el más reciente para el Parlamento regional de Sevilla.

Habría que fijarse mejor en tendencias, una vez que la entrada de la extrema derecha ha sido fulgurante, como fue la de Podemos pero esas aceleraciones pueden dar lugar a pasadas de frenada, y en todo caso especular, con el morbo atractivo de todo lo que rodea a la consecución y mantenimiento del poder. Para imaginar un posible traslado a lo que pueda pasar en las autonómicas extremeñas del 26 de mayo.

Los datos que el CIS atribuyen a Unidos Podemos, con una bajada de nueve puntos, del 13% al 4%, serían desastrosos y dejarían a esa fuerza fuera de la Asamblea de Extremadura si ello se trasladara a autonómicas; en principio no pintan muy favorables las expectativas, ha habido un cambio de líder, de Álvaro Jaén a Irene de Miguel, en Badajoz (como en otras partes de España) hay tormenta interna fuerte, e IU sigue deshojando la margarita de la posible coalición de confluencia, algo que no hubo hace cuatro años.

Ciudadanos es el partido de moda. Pese a tanta crítica, está demostrando mucha cintura, adaptaciones camaleónicas, y lo mismo que en Andalucía sostuvo a Susana Díaz durante bastante tiempo, y no ha sido castigado, en otras comunidades y ciudades hará cosas distintas en una aplicación perfecta de la geometría variable política; con ello quiere dar la imagen de partido centrado y responsable, ayudante a la gobernabilidad y estabilidad institucionales, y si bien no ha hecho un gran esfuerzo para ello, la carrera de Casado y PP por irse a la derecha les ha dejado centrados y bien centrados.

Queda por aclarar, y no es baladí, si será Cayetano Polo, o Victoria Domínguez, la cabeza de lista a la presidencia de la Junta, dos personas con distintas sensibilidades, y la segunda de ellas una dirigente que no tiene buen recuerdo de su paso por el PP.

Por la derecha se ha formado un bloque PP-Vox en el que el segundo parece una creación, una hijuela radical, del primero, y Monago, por estrategia nacional, o por vocación, se ha apuntado a esa radicalidad ahora con el abandono del Pacto por Ferrocarril. Radicalizarse siempre es una apuesta, valiente por arriesgada, que te puede coronar o llevar al desastre.

En el PSOE existe intranquilidad por lo voluble de la intención de voto y la sensibilidad política ciudadana, asediada por un pensamiento y trabajo mediático y en redes sociales, de un presunto entreguismo de Sánchez a los independentistas. Datos como el del CIS, que le dan subida en la región, son quizá más peligrosos que estimulantes, aunque ya todos los partidos han aprendido que si bien lo peor es la depresión por una previsión en descenso electoral, los buenos augurios, trompetas y fanfarrias, mejor ni oírlos.