ELECTRICIDAD

Dos facturas de golpe

Marta Bañuelos

Llego a casa y me encuentro con la agradable sorpresa de que en el buzón hay dos facturas de la luz con dos fechas diferentes e importes de locura. Alarmada, llamo a la compañía y me dicen que, por un error suyo, un periodo no se cobró en su momento y lo hacen ahora. Piden disculpas. No soy consciente de haber recibido información al respecto. Las facturas de la luz no se entienden nunca, son indescifrables. De poco sirven las disculpas, porque estamos hablando de dinero, de falta de consideración hacia el usuario y de incompetencia. Las disculpas quedarían en nada si alguna de estas facturas no se pudiera pagar: rápidamente cortarían la luz sin contemplaciones, sin más y sin pedir disculpas. Una vez mas siento indignación.

LA MUERTE DE TRAYVON

Un caso de racismo

Casimiro Fernández

He seguido con atención el caso de Trayvon Martin, el joven muerto a tiros por el vigilante de una urbanización de Florida, George Zimmerman, que alegó legítima defensa y que fue absuelto. Martin era un joven negro de 17 años; Zimmerman es un hombre de 29 años de padre judío y madre de origen peruano. Zimmerman disparó contra Martin cuando este regresaba a su casa, desarmado, con la capucha puesta. Este acto no se puede fundamentar en la legítima defensa, por lo que la decisión del jurado (cinco mujeres blancas y una latina) de exculpar a Zimmerman de este asesinato no se puede explicar en otra clave que no sea la del racismo.

Ya sé que a muchos no les hace ninguna gracia que se llame al racismo por su nombre, pero lo azul es azul y lo verde, verde. Y, si no, planteémoslo a la inversa. Si fuera un negro de 29 años, armado, el que persiguiera a un menor blanco de 17 años, desarmado, indefenso, y le disparara, esgrimiendo un hipotético argumento basado en la legítima defensa por un presunto miedo de este negro por su vida, se consideraría, de entrada, insostenible y el agresor acabaría en la cárcel, con la máxima pena prevista. Para entender este caso no se necesita conocer leyes o preceptos legales, sino un mínimo de sentido común y de valor para llamar a las cosas por su nombre. ¿Cómo se explica el perseguir armado a un menor de 17 años en mitad de la noche? Aun ante la eventual resistencia del muchacho, algo totalmente lógico y humano, para Zimmerman habría sido suficiente con mostrar el arma para vencer toda resistencia. El mero hecho de sacar el arma y dispararle demuestra un absoluto menosprecio hacia su vida y una actuación deliberada, por lo que debería ser condenado con el máximo rigor por haber matado de esta manera a este menor.

Trayvon Martin fue asesinado por el color de su piel que, por una noche, lo convirtió en un potencial delincuente en su camino a casa. Fue asesinado por Zimmerman, ahora libre de todo reproche penal, y fue asesinado de nuevo por un jurado que con su fallo alenta la comisión de similares actos racistas, lo que en clave histórica no cuesta mucho de entender.