SU IMPORTANCIA

Los conserjes de los colegios

Antonio Sánchez-Marín

Madrid

Asisto, desde mi posición de director de colegio público, de 35 años de servicio docente, a una depreciación de la enseñanza pública hasta extremos inconcebibles para quienes, como yo y tantos buenos docentes de este país, uno de los estamentos más injustamente vilipendiados, pero de más probidad profesional, tanto hemos luchado para conseguir el necesario reconocimiento de la enseñanza que hemos llegado a conseguir en los últimos años.

Mi asombro no tiene límites cuando el señor Monago, un advenedizo en esto de la enseñanza, dice que va a eliminar a lo conserjes de los centro educativos públicos cuando, verdaderamente, esta figura tiene una extraordinaria importancia en la efectividad diaria del funcionamiento de los centros y sin cuyo concurso profesional muy difícilmente pueden mantenerse íntegramente los centros.

APOYO A OBAMA

Rajoy de saldo

María José Téllez Diego

Sevilla

Un Obama en sus horas más bajas, a quien en estos momentos le fallan los mejores miembros de su equipo, como Gran Bretaña, ha tenido que recurrir a la desesperada a fichar a precio de saldo a un falso y débil Mariano Rajoy. Es una viejo negocio de Estados Unidos apoyar a dictadores o corruptos de países de segunda o tercera división, con enorme perjuicio económico y democrático para sus pueblos. Pero hasta ahora nunca se había atrevido a hacerlo con miembros de la Unión Europea, apoyando a un gobernante que, como el presidente Rajoy, rechazamos ya el ochenta por ciento de los ciudadanos.

LOS DESEOS

Odio olímpico a Madrid

Diego Mas Mas

Madrid

Yo no creía que, copiando el lamentable victimismo de mis paisanos catalanes contra "Madrit", hubiera prendido tanto, como mala hierba, en otros lugares. Pero la cruda realidad de las cifras se impone en este caso.

A pesar de que eso va a aumentar exponencialmente la deuda que ya tiene por su culpa Madrid, mayor que la de todos los ayuntamientos de España juntos; a pesar de que va a distraer de la solución de los verdaderos problemas de la capital y recortar aún más los servicios sociales; a pesar de que va a fomentar aún más la corrupción, ya olímpica; y a pesar de que crecerán durante años los atascos de tráfico y la ya insufrible contaminación --por pura ignorancia o por incordiar-- el hecho es que la inmensa mayoría de los españoles deseaba que cayeran las Olimpiadas sobre Madrid.

Por el contrario, y como es lógico, somos el doble que en el resto de España los residentes en Madrid que nos oponíamos a ese flagelo bíblico, a pesar de centrarse aquí una propaganda machacona de los cuatro negociantes que sacarían tajada de él.