ETIQUETAS EN CATALAN

Una pintada nacionalista

Darío Gregoris Nieto

Zaragoza

En la entrada principal por la Diagonal a Barcelona, en un puente de autopista que la cruza, he visto una gran pintada que, por su tamaño y la dificultad del lugar, muestra ser una obra colectiva. No defiende a los obreros, ni critica al gobierno de Rajoy o al de Mas, que derrocha y recorta aún más que el de Madrid, ni denuncia las torturas y muertes en las comisarías de policía. No: pide a una multinacional suiza que etiquete sus dulces también en catalán.

Este triste ejemplo muestra hasta qué punto los nacionalismos son utilizados como tapaderas del cubo de basura, como se dice en Latinoamérica.

Ya el sociólogo Thorstein Veblen pronosticaba a fines del XIX que los trabajadores sólo ganarían si no enterraban su empuje en las arenas del nacionalismo, como ha sucedido al disfrazarse Este de nacionalismo social, o nacionalsocialismo. Primero en Italia y Alemania; después, aquí, con la Falange de los "nacionalistas", que hoy imitan con parecidos métodos coactivos algunos que así revelan que se opusieron al franquismo, no por ser demócratas, sino para imponer su propio nacionalismo excluyente en su parcela de España.

PREGUNTAS PACTADAS

Rajoy y la prensa

Pedro Serrano Martínez

Valladolid

De todos es sabido que Mariano Rajoy tiene pánico a las preguntas de los periodistas; aunque, para ser más precisos, habría que decir a las de algunos periodistas, porque también es sabido que algunas de las preguntas son pactadas de ante mano. Y es ahí, en esas preguntas facilonas y pactadas --al igual que un examinando que conoce las preguntas del examen--, donde el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, se siente seguro de sí mismo leyendo con fruición las respuestas previamente preparadas.

Pues bien, con la intención de evitar sorpresas y malos tragos al presidente, a la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, se le ha ocurrido una nueva fórmula para elegir qué periodistas preguntarán a Rajoy en las ruedas de prensa conjuntas con visitantes extranjeros. A partir de ahora, antes de empezar las comparecencias, los que quieran preguntar se deberán apuntar en un papel y, después, será la señora Martínez Castro la que tendrá el privilegio de elegir a los periodistas que podrán preguntar al presidente Mariano Rajoy.

Con esta actitud, una vez más --y ya son demasiadas-- nuestro presidente deja patente su falta de respeto a los derechos constitucionales de libertad de información y expresión.

Con esta actitud, una vez más sale perdiendo la profesión periodística española, pero, sobre todo, salimos perdiendo los ciudadanos al ser privados de una información veraz que nos permita ejercer con criterio el necesario control sobre quienes un día eligiéramos para que nos gobernaran.