No puedo negar que siempre he sentido una ligera admiración, y cierta envidia, por la gente que en determinadas épocas y situaciones se saltan las reglas. Evidentemente tanto más cuando debían asumir determinados riesgos, sean estos físicos, intelectuales o sociales. Gente del mundo de la cultura, el arte, el sindicalismo o periodistas.

Intentar provocar, cuando se está seguro de que no va a haber respuesta, es muy fácil, hasta yo lo haría. Por eso ahora me gustaría que el autor de la escatológica ¿obra de teatro?, que tanto dio que hablar en Madrid; el señor Krahe y su cocina ¿progre?; el señor Leo Bassi o aquel que colgó las imágenes de la Virgen de Triana en Internet y otros muchos, y oscarizados, artistas hicieran lo propio en el asunto este del Islam y las caricaturas. Como apoyo solidario a la libertad de expresión, quede bien claro.

No hay duda de que serían apoyados por medios de televisión, radio y prensa, sobre todo en los suplementos culturales, que tanto los apoyaron en su lucha contra el ultramontano y feroz catolicismo. Y también, como no, por laicistas de todo pelo. Además yo contaría con más elementos de admiración y respeto por su valor y buen hacer.

Aunque mucho me temo que, como diría Sancho Panza: El miedo guarda la viña. ALVARO MELENDEZ. Badajoz