El campeonato mundial conseguidoayer por la Roja en Suráfrica es un extraordinario acontecimiento, el mayor éxito en competiciones de equipo jamás conseguido por una selección española en lamedida en que el fútbol es, con diferencia, el más popular de los deportes.

Con la sufrida victoria ante Holandaen el Soccer City de Johannesburgo, el deporteespañol completa una espectacular carrera de

éxitos iniciada hace 15 o 20 años. El Mundialde fútbol se añade a los éxitos planetarios del baloncesto, el balonmano, el waterpolo, el tenis o el hockey sobre patines y a una larga lista de títulos individuales de deportistas como Miguel Induráin, Fernando Alonso, Alberto Contador, Rafa Nadal, Dani Pedrosa o Jorge Lorenzo, entre otros.

El mérito del enorme triunfo es casi por enterode los jugadores y del entrenador. Convienerecordarlo ahora que, al calor de la restallante victoria, intentarán subir al carro de los vencedores muchos que, tras la inesperada derrota ante Suiza en elprimer partido del torneo, se ensañaron conel estilo de juego que practica la selección en los últimos años y reclamaron la vuelta al carácter racial que caracterizó --sin éxito-- al fútbol españoldurante décadas.

Vicente del Bosque, un técnico inteligente y sensato, se mantuvo fiel a sus ideas y el título es un justopremio a esa coherencia.

Una generación de magníficos futbolistasha puesto fin, a base de una eficaz combinación de talento, verdadero espíritu de equipo y humildad,a décadas de frustraciones de la selección.

El camino del éxito iniciado en el 2008 en la Eurocopa ha culminado en el Mundial, y no está de más insistir en que, mal que pese a algunos sectores que quieren identificar el juego de la selección con el del Barça, que aunque su columna vertebral está formada por los jugadores del actual campeón de Liga, el fútbol exhibido en Suráfrica bebe de más fuentes que las de Guardiola.

Y además, la Roja es hoy como nuncaantes el reflejo de una España democrática, diversa y unida en la pluralidad de orígenes de los jugadores, que le dan más importancia a la participación en el equipo nacional que a su lugar de procedencia.

Hoy la inmensa mayoría de españoles son más felices gracias a este gran triunfo deportivo. No aliviará la crisis, pero una sonrisa de satisfacción general ya es mucho en tiempos de dificultades económicas y crispación política.