Ni pacto educativo, ni Lomce, ni sexto ni "ná", lo que mola es hablar del calendario escolar cántabro y de regular los deberes por ley. Por si alguien no lo sabe, el curso escolar en Cantabria será diferente al resto. En lugar de los tres trimestres clásicos con sus vacaciones de Navidad, Semana Santa y el verano de después de fin de curso, el europeo calendario cántabro incluirá una semana de vacaciones cada dos meses lectivos.

Tampoco es que varíe excesivamente, en este caso Cantabria lo que ha hecho es incluir los periodos vacacionales antes mencionados e introducir alguna semana más adelantando el inicio de curso y retrasando el final unos días.

En definitiva digamos que la principal novedad sería unas vacaciones del 31 de octubre al 6 de noviembre, porque el resto es aprovechando las vacaciones ya existentes aumentando algún día en carnavales.

Y no es que esté mal pensado, en cuanto a descanso para los alumnos, pero este cambio a la europea, en Francia es casi parejo, en períodos, aunque no en días ni en horas, primero lo que denota es una falta de vertebración estatal propiciada por una mal entendida autonomía de competencias a las comunidades en materia educativa y me explico: Todo currículo autonómico emana de un currículo básico estatal, las evaluaciones parciales, los contenidos, bloques, libros de texto, etcétera, están pensados y diseñados para tres trimestres, no para cinco bimestres. Tanto que muchos se quejan de tantas evaluaciones, ahora tendrán dos más, a lo que habrá que adaptar objetivos y temporalización.

En segundo lugar, el calendario adoptado, repito, sin entrar en si es mejor o peor, tiene otro hándicap, y es la conciliación de la vida laboral y familiar. No sé a cuántos abuelos, tíos, vecinos y conocidos se está llamando a estas alturas en Cantabria, y fuera de ella para que algunos visiten tan bonitas tierras, para poder afrontar la semana sin cole. La administración dice que dejará los centros abiertos como centros de ocio llegados el caso para que quien no pueda deje a sus hijos, veremos por dónde sale la idea y quién termina pagándola.