Leo con sorpresa que Medio Ambiente da el visto bueno para la construcción de 20 nuevos kilómetros de gaseoducto dentro de los límites de Doñana. Es curioso cómo el argumento principal para rechazar el proyecto de la refinería del Grupo Gallardo, no sirva ahora para rechazar el proyecto gasístico promovido por una filial de Gas Natural, o mejor dicho, la ampliación del existente desde hace ya varias décadas.

Es decir, el ministerio consolida una actividad en el Parque Natural, y lo hace con el consentimiento del gobierno de Andalucía que se opuso a que, a 30 kilómetros, pasara el oleoducto para la refinería. O es un error (que puede subsanarse) o han primado intereses ocultos y una mala fe que perjudica a Extremadura.

Curioso es también el hecho de que el proyecto cuente con la bendición del Consejo de Participación de Doñana que debe velar por el cumplimiento de los objetivos perseguidos por la declaración de Espacio Natural, y curioso y sorprendente es que Felipe González , presidente del consejo hasta hace poco, sea también consejero de Gas Natural. Había un evidente choque de intereses del que el PP andaluz alertó hace, aproximadamente, año y medio.

La tramitación siguió su curso hasta el momento actual en que ha llegado la luz verde. Desde la Junta de Andalucía, muy crítica con el proyecto de la refinería, lo único que se dice ahora es que estarán "vigilantes". Pues muy bien. El gaseoducto sí, el oleoducto --mucho más alejado del Parque Natural-- no. Que pase el petróleo, no, que pase y se almacene el gas, sí. Se nos fueron varios miles de puestos de trabajo y muchos millones en impuestos. Es lo de siempre. Las cosas se miran con cristales distintos dependiendo de lo que interese ver, y el tamaño de las varas se escoge dependiendo de lo que interese medir. ¿Habrá voluntad de subsanar los "errores" o seguirán pesando más los intereses?