Se agradece que Pedro Sánchez haya enfrentado a dirigentes, militantes y aun votantes de su partido. No ya unos contra otros, sino incluso entre sí, dirigentes contra dirigentes, militantes contra militantes, etc. Ha sido el resultado de su último ‘no’, que le habría convertido, definitivamente, en el Sánchez del «no, no y no». Y es que después del ‘no’ a la abstención a Rajoy (pobre Felipe González: defraudado, engañado y traicionado, por consiguiente) y del ‘no’ a evitar terceras elecciones (feliz Rajoy, que ha olvidado «el disparate de unos terceros comicios», Núñez Feijóo mediante), el último ‘no’ de Sánchez era el ‘no’ a la dimisión, la suya propia, proponiendo a cambio un congreso y unas primarias. Hasta que llegó el comité federal, con la mitad de la ejecutiva del partido partida por la mitad (más uno) y con un desenlace conocido: el «no es no» de Sánchez que exhibían sus partidarios en la calle únicamente obtuvo dentro el apoyo de 107 miembros, frente a 132 en contra.

Se agradece, sí. Pero se agradece, ojo, no por la alegría que produce siempre el mal ajeno (tampoco sería ajeno), sino porque Sánchez ha hecho con el partido lo que hacen esos programas de televisión en los que el propietario de la casa abre la puerta a las cámaras y muestra las habitaciones, el baño, etc. Bueno, es un decir, porque no solo no se permitió el acceso a periodistas sino que hasta se tintaron los cristales de la sede, como si hubiera algo que ocultar. En todo caso, ahora se sabe quiénes cocinan en el PSOE y quiénes duermen en los cuartos principales, y no son precisamente sargentos chusqueros, como ironizaba Borrell. Si la dirigencia ya sabía quiénes habitaban en Ferraz, los militantes y votantes han tenido la oportunidad de conocer el carácter de sus 253 inquilinos, para próximas ocasiones. Mientras tanto, es decir, mientras la gestora de Javier Fernández decide si hay que abstenerse o hay que votar no a Rajoy, la división entre dirigentes, militantes y aun votantes ha puesto al partido al borde de la demolición. Ciertamente, el PSOE es de los socialistas, pero ahora parece un inmueble en venta. H

*Funcionario