TLtos versos nunca deambulan sueltos por la campiña de un poema, siempre van encadenados por la febril pluma del poeta enamorado. Los versos en todo caso se desprenden en cadena o se deslizan en oleaje pero nunca jamás andan por ahí sueltos de la mano del dios menor. Ni un verso suelto, dice la sentencia plumífera. De manera que Monago no es eso que dicen que es, el verso suelto del PP. Puede que aspire a ser poema díscolo del poemario, poema altisonante, poema inquieto, poema visual y laberíntico pero nunca jamás verso suelto casi indómito. Monago no es un soneto, por descontado, a él la rima que le impongan desde Génova se la trae al pairo, apuesta por la rima libre, la rima de Pacheco o Valhondo , una rima a la extremeña, extrema, que se hace eco de ancestros como la voz de Castelo en los pasillos de Yuste.

Los versos van de la mano si quieren ser poema, otra cosa es que no ansíen ser poema sino sentencias, carne de titular o filigrana parlamentaria. Y yo sospecho que el extremeño no es de poemario ni temario, Monago ha decidido barrer para casa, Cáceres y Badajoz. Lógico si se tiene en cuenta que es allí donde apacienta las ovejas de su redil y el contrario, porque en una jugada maestra de la que pronto se verán los resultados, el maestro de esgrima le ha quitado a Guillermo Fernández Vara dos corderitas, dos... PREeeexx-CREeeexx, o sea beeee-beeee. El extremeño ha decidido no ser un verso encadenado al patíbulo de Montoro y compañía, prefiere darle a Wert con el IVA en las narices y ahora va directo a por Soria a cuenta de las renovables energías... Dicen en los alrededores de Génova, no precisamente en Rodillas ni en Río Frío, que los micrófonos de los periodistas se pirran por Monago porque canta alguna que otra coplilla al salir de las reuniones, pero en las profundidades del número 13 analizan el caso extremeño como una epidemia cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos.

Monago ya apuntaba maneras, comenzó siendo un verso popular, un pareado, uno de esos versos que va y que viene en la memoria colectiva hasta que se hizo terceto y luego redondilla, llegó hasta serventesio pero viendo que iba camino de convertirse en soneto, paró en seco, y anunció a sus pupilos que jamás de los jamases encontrarían en sus discursos ni siquiera la aproximación a un romance. Total que no le busquen como verso suelto del PP que no van por ahí los tiros, perdón, los versos... La cuestión es cómo hacerse glosa de uno mismo para recapitular en mito, y justo en esa encrucijada de la Legislatura se halla el extremeño con movimientos en el tablero más propios de Gary Kasparov que de Garcilaso de la Vega .

Monago hace avanzar a sus alfiles con sibilina nocturnidad, afilando las esquinas del cuadrilátero no vaya a ser que por alguna estúpida grieta se le escape algún caballito de mar que haga tambalear alguna de sus torres de marfil. La reina la tiene a buen seguro y el rey ya es lo más de lo más, no tiene a nadie que ose estornudar en su presencia, de manera que el camino está despejado para alcanzar la gloria. ¿Recuerdan la película "De aquí a la eternidad" o era "De Madrid al cielo"? qué alboroto tengo en la cabeza con tanta euforia y tanto ecuador en el horizonte. Sea película o canción lo cierto es que hemos encauzado la buena senda, sin peones que incordien el trayecto, liberados ya de las cadenas emocionales con el ala izquierda de la pinza inicial.

XHE VUELTOx a mirar por La Mirilla de mi casa a la vuelta de un apasionado paréntesis vacacional y he visto el mundo más viejo, el país más cansado y el contorno de la tierra más devastado; sé que algún que otro lector asiduo se ha interesado por mi ausencia y por suerte pasaba que sólo estaba en una playa imaginaria.

He vuelto hoy a mirar por La Mirilla de este mar salpicado de barcos desahuciados y peces muertos que flotan sobre las mareas de mil colores que anuncia el cielo y compruebo que nada satisface tanto como la poesía, nada llena tanto una vida como la lectura íntima y reflexiva de un poemario intenso y exquisito como el que un amigo me ha leído en exclusiva antes de ser alumbrado; un poemario en el que por suerte los versos caminan juntos, retozan juntos, se abrazan al hilo argumental de una travesía, ni un verso anda suelto, ni uno más alto que otro, todos juntos han hecho florecer la armonía y la templanza. Cada verso se apoya en otro verso para resistir el viaje hacia el dolor o el miedo, ningún verso boicotea a otro verso en su fiebre de ser y amar, todos y cada uno de ellos fluyen como un mismo verso hasta ser poema.

Que alguien le diga a Monago que ni un solo verso suelto ha llegado por sí mismo a buen puerto, tan sólo se quedaron melancólicos caracoleando en los mares azules donde Neruda escondió su colección de objetos perdidos. Ni un verso suelto mi capitán, si acaso un verso de ida y vuelta.

*La autora es periodista