TUtna sociedad que no cuida de sus ancianos es una sociedad desagradecida, perversa, cruel, deshumanizada y boba. Los que ahora racanean con los abuelos heredarán idéntico trato. El Gobierno se ha embarcado en una política de ajustes que parece adecuada al peligroso mar por el que navega. Repruebo las huelgas salvajes, creo que es necesaria una reforma laboral y entiendo que la bolsa del Estado no se puede estirar hasta el infinito en subvenciones estériles y ayudas que no generan trabajo. Retrasar la jubilación parece sensato porque la esperanza de vida es cada vez mayor, los jóvenes se incorporan tarde al mercado laboral y los avances médicos garantizan una salud duradera. Es inevitable que nos retiremos con más edad que nuestros padres. Diversos expertos lo consideran arma adecuada para enfrentarse a la crisis pues aumentaría el PIB. Ahora bien, llegado el retiro dos años antes o después, los que fueron dejando en el camino salud, belleza, pulmones, voz, vista, manos, felicidad y memoria tienen derecho a una retribución digna y justa que aporte en la etapa más frágil de sus vidas la estabilidad, seguridad, sosiego, comodidades y autoestima que los años les han robado. A izquierda y derecha del Gobierno se sostiene que congelar las pensiones es vía fácil e injusta. No se debe castigar a los castigados pues su futuro es breve y su memoria dolorida. Mas si en estos momentos duros el ejecutivo tiene claro que es inevitable, debería aplicar la pedagogía parlamentaria y el más elemental sentido democrático. Y los preclaros comunicadores del remodelado ejecutivo permitir que se expliquen los contrarios. El veto a debatir las enmiendas será legal pero está muy feo porque los votantes de los demás grupos, que superan a los suyos, tienen derecho a saber por qué se eligió esta solución y no otra. Craso error dar la imagen de que Rubalcaba manda tanto para hacer callar a la oposición. E insulto a la inteligencia hurtar al pueblo los debates esenciales para distraerlo con memeces tan inútiles como el orden de los apellidos.
