El actor Willy Toledo se comportó ayer como lo habría hecho cualquiera de los Castro al manifestar que Orlando Zapata, el preso cubano que murió tras 85 días en huelga de hambre "no era más que un delincuente común". Las palabras de Toledo son una bajeza, como si la vida de un delincuente, lo cual nadie avala en el caso de Zapata, fuera menos valiosa que la de otro que no lo es.