WLwa noche del jueves se rozó la tragedia humana en el polígono de Carrús en Elche cuando varios centenares de exaltados asaltaron los almacenes de zapatos regentados por chinos. Es lamentable la pasividad de quienes en la ciudad decían que se veía venir esta agresión y con su indiferencia permitieron la vergonzosa intimidación física y verbal a los empresarios chinos del barrio. Tampoco queda clara la conducta de los sindicatos, que se han desmarcado de la convocatoria contra el calzado asiático tras admitir que la conocían.

Condenamos la salvajada xenófoba de Elche sin paliativos. Pero también recordamos que, sin analizar su contexto, no se encontrarán los remedios. La quema de almacenes de zapatos se ha producido en el corazón del calzado español --donde más del 20% del negocio está ya en manos de mayoristas chinos--, cuando atraviesa una grave crisis. De las 2.000 pymes que integran la industria y sus proveedores, han cerrado unas 600 en poco tiempo. La importación de zapatos hechos en China a bajo coste y su distribución directa a los minoristas añade más presión a la precariedad laboral que vive la zona ilicitana, marcada endémicamente por la economía sumergida.