Hace pocos días me preguntaba ¿y ahora qué? Después del 22 de mayo parecía obligado hacer un análisis y una reflexión en profundidad sobre los resultados electorales obtenidos por los socialistas, pero a lo más que hemos llegado es a frases rimbombantes e inútiles, tales como "el análisis nos debe hacer analizar y la reflexión profunda, reflexionar profundamente". !Total nada!

Mi planteamiento era y es que se hace necesario iniciar un nuevo tiempo, un nuevo proyecto político que sea capaz de ilusionar e involucrar a los afiliados y a la sociedad y para ello es imprescindible que se dé la oportunidad a quienes tengan algo que decir, si es que existen.

Pero no. Todos pensamos que algo hay que hacer, pero concluimos con un lacónico: "tenemos que continuar, no podemos cambiar ahora, responsabilidad, coherencia. Vamos, que estamos obligados a seguir, no es que queramos pero...".

Y entonces, voy yo y propongo que dimita toda la Comisión Ejecutiva y así propiciaremos el cambio que tanto anhelamos. Respuesta: solo dimito yo, no es que me parezca mal y ya sé que esto no es la noticia del año, pero algún día podía acertar y tener razón. No sé cómo me las apaño para estar siempre al otro lado, aunque tengo la esperanza de que también los pequeños gestos puedan ser el desencadenante de grandes transformaciones.

Ahora se me viene a la cabeza el insigne Galileo . El tenía razón y los demás no, sobre todo el Santo Oficio. Espero no tener que abdicar --improbable-- y recuperar aquella memorable frase de "y sin embargo se mueve" porque pese a quien pese, algo se está moviendo.

Hasta más ver.

*Exmiembro de la Comisión Ejecutiva

Municipal del PSOE de Cáceres.