Un total de 5.664 personas necesitaron la ayuda de Cáritas Diocesana de Plasencia el año pasado. La respuesta de esta institución de la Iglesia permitió llegar a 13.949 personas. Son datos de la memoria del 2018, que ayer presentó su director, Ángel Custodio y que reflejan un ligero descenso con respecto al 2017, en que los atendidos fueron 6.203.

Para Custodio, esto puede deberse a que «hay personas que están logrando incorporarse al mundo laboral. Se está trabajando bien desde Cáritas y la gente está consiguiendo vivir mejor».

Los que no lo consiguieron el año pasado fueron en su mayoría matrimonios jóvenes sin hijos y personas en paro o con trabajos precarios y ayudas insuficientes. También «las personas solas», con familias desestructuradas y los inmigrantes. Como dato, «cada vez aumenta más el número de personas que demanda formación para lograr empleo».

Para ayudarles, Cáritas contó en el 2018 con 690 voluntarios y 38 trabajadores, que emplean «el tiempo que sea necesario», como subrayó Custodio.

La memoria recoge que la acción social de Cáritas la realizan las parroquias, cubriendo necesidades de alimentos, productos de primera necesidad, prendas de vestir, recibos del hogar, compra de medicamentos, productos de higiene y material escolar.

También a través del proyecto Volver a Ser, con el Centro de Acogida Temporal, el Centro Regional de Reinserción, los pisos de vida autónoma y el comedor social, en Plasencia y la Casa de Acogida Virgen de las Cruces, en Don Benito. El año pasado, participaron un total de 1.474 personas. Además, 6 recibieron ayudas al empleo y 520 participaron en trabajos de utilidad pública acondicionando zonas verdes.

Porque Cáritas ofrece también formación y empleo, con cursos y su empresa de inserción social Grupo Cáparra y a través del programa Incorpora de La Caixa. A su vez, sensibiliza y apoya campañas de cooperación internacional y anima y da formación para el voluntariado.