Que la alimentación es fundamental para una vida sana nadie lo duda, sin embargo, la cocina hospitalaria no tiene la misma consideración que la que se ofrece en restaurantes, y eso a pesar de que es «fundamental para que un paciente se recupere antes». Lo afirma Monserrat Prieto, cocinera del hospital Virgen del Puerto de Plasencia, que acaba de ganar un concurso internacional de gastronomía hospitalaria.

«La cocina de hospital puede ser tan buena como la de un restaurante», subraya, pero tiene claro que la mentalidad, sobre todo de la administración sanitaria, debería cambiar. Porque ella es partidaria y así lo han compartido con ella en el concurso a través de charlas, de que este tipo de cocina debe «acercarse al paciente», es decir, no darle un menú cerrado, sino abierto, con varios platos a elegir, para que coma «lo que le apetezca, que bastante tiene con estar enfermo» y, de esta forma, no duda de que se recuperarían antes. Todo adaptado a la patología de los pacientes.

Precisamente, lo que Monserrat presentó al concurso, celebrado los días 26 y 27 de octubre en Perú, fue un menú perfectamente adaptable a todos los pacientes «cambiando o quitando cosas en los casos en que fuera necesario». Debía concursar con un plato y un postre, elaborado con alimentos del país y optó por un rollito de pollo de corral con jamón serrano y espinacas, puré de patatas con pimentón de la Vera y un coulís de pimientos del piquillo, más una crema de queso del Casar y mermelada de cerezas del Valle del Jerte.

Estas recetas le han permtido ganar el premio Oro del concurso inetrnacional, lo que supone para Monserrat «un reconocimiento de la cocina de colectividades y de la escuela Cordon Bleu. Es un orgullo y la experiencia ha sido estupenda».