A Fernando Flores del Manzano le costó realizar un viaje a Burdeos y París porque, sin haber cumplido los 21, era menor de edad y su padre no le quería «dar el permiso». Iba a aprender francés y aprovechó para plasmar esa vivencia en un diario. Entonces, no pensó que daría pie un día a una novela y eso es lo que ha ocurrido con República, siempre República.

Es su tercera incursión en la novela, porque en el 2016 publicó El pañuelo del coronel Rosales y también escribió un libro de relatos mano a mano con su hijo. Pero Flores del Manzano es un escritor prolífico y, desde el 2017 viene escribiendo además monografías de carácter histórico de los siglos XIX y XX. La próxima será sobre el franquismo y ya se está documentando.

Además del hecho de que su última obra tenga tintes autobiográficos, otro aspecto llamativo es que la escribió hace quince años. Pero no se ha publicado tal cual estaba, sino que ha invertido seis meses en reescribir una parte que no le gustaba.

Todo porque «me daba pena que se perdiera esa experiencia, por eso decidí urdir una trama en torno al diario». Una vez concluida la novela, contactó con una editorial que conocía, a la que le gustó el libro y que «ha tardado cuatro meses en publicarla». Hoy, se puede encontrar en todas las librerías de Plasencia y las más relevantes a nivel nacional.

El autor reconoce que el título, República, siempre República, puede «generar filias o fobias», dado el momento político actual, pero aclara que «no es una novela histórica, es contemporánea» y su trabajo ha sido, sobre todo, estilístico, no de investigación, porque ya tenía el germen, su diario de juventud.

En el libro, es el padre del protagonista quien lo escribe y se sitúa en Francia en 1969. Estibador en Burdeos y malviviendo en París, debe entregar una carta al dirigente de la República, Fernando Valera. Treinta años después, su hijo descubre en el arcón de la casa de su abuela ese diario. Al contar con dos personajes principales, la novela utiliza dos voces narrativas, en primera y segunda persona y en diez capítulos plasma lo rural y lo urbano, las relaciones familiares, un pasado represivo y el mundo de los exiliados del franquismo.