Si ahora apenas se utiliza el etilómetro, el sonómetro cedido por la Junta en septiembre tampoco se usó ni para controlar el ruido de los escapes libres de los ciclomotores --y mucho menos para inmovilizarlos-- ni para medir la contaminación acústica fruto de la movida, como los vecinos pidieron.

La falta de sonómetro siempre fue la excusa de Josefa Pérez ante las quejas vecinales, sin embargo y ya devuelto a la Junta, la edil alegó dificultades para poder controlar los ciclomotores y sobre la petición vecinal, dijo haber pasado sus escritos a la jefatura, pero "no me han pasado ningún informe de que se haya hecho", afirma.