Tras año y medio de legislatura y, una vez iniciado el año, el alcalde opina sobre el presente y futuro de la ciudad y sobre las principales preocupaciones de los ciudadanos.

--¿Cómo afronta la segunda parte de la legislatura?

--Afrontamos esta segunda parte tras haber construido los cimientos de una administración que nos encontramos casi en bancarrota; con una deuda muy elevada; con mucha crispación política y hemos sentado las bases de una nueva manera de trabajar. Nos encontramos un elevado número de desempleados y hemos estado trabajando por ir solucionando ese problema. Los resultados no son inmediatos y este año tenemos un presupuesto muy ajustado, pero creo que estamos consolidando unos cimientos fuertes para una Plasencia del desarrollo y el progreso y esperamos recoger los frutos en los próximos años.

--El PSOE dice que nos espera un futuro incierto...

--Yo tengo muchas esperanzas de que el futuro sea muy bueno para esta ciudad, por eso trabajamos. Tenemos un proyecto de ciudad enmarcado en un proyecto regional, pero lo que nos encontramos era una situación tan mala, que requiere de mucho trabajo, ilusión y esfuerzo, pero no perdemos las esperanzas de conseguir las mejoras a las que nos comprometimos con la ciudad.

--El número de parados no deja de crecer. ¿Qué puede hacer el alcalde para invertir las cifras?

--Desde el punto de visto municipal, las competencias son escasas, pero una prioridad es el empleo. Ha sido un año y medio de contactar con empresarios, inversores, que vieran a Plasencia con buenos ojos. Con los dos que hemos anunciado vamos viendo los frutos. Hemos hecho una tarea de promoción de la ciudad como sede empresarial y hemos conseguido que dos de esos muchos contactos fructifiquen con una reconversión del modelo económico, encaminado al turismo; al sector agroalimentario; el de las nuevas tecnologías, todo muy de la mano del Gobierno de Extremadura y preocupados por los emprendedores. También intentamos que otro sector de yacimiento de empleo sea el de los servicios sociales y las nuevas inversiones de Fondos Europeos irán encaminadas a eso, a desarrollar nuestras potencialidades, de modo que esperamos recoger más frutos, además del empleo directo de eventuales que esperamos crear este año.

--El anuncio de dos empresas que crearán 650 empleos ha generado esperanzas, pero también desconfianza por experiencias anteriores fallidas

--La incertidumbre es normal. Las aventuras empresariales siempre están a expensas de que la inversión fructifique. En estos casos, el gobierno facilita los trámites, pero no hay inversión pública y el riesgo es exclusivo de los empresarios. Nosotros estamos satisfechos de que haya inversores que ven a Plasencia con futuro y la oferta de empleo será a través de ellos o del Sexpe.

--El Consejo Económico y Social y el Paco por el Empleo servirán para algo?

--Puede parecer abstracto, pero queremos que se les pueda sacar rendimiento y definir un marco en el que movernos y no improvisar, sino realizar acciones consensuadas.

--Con un presupuesto tan limitado como el de este año, ¿se puede salir de la crisis?

--Primero tenemos que arreglar las cuentas de nuestra casa. Es un presupuesto muy real porque la previsión de ingresos se puede inflar, pero serían mentira. Hemos eliminado todas las partidas de alcaldía y protocolo; el coche oficial y el escolta. Somos los primeros en dar ejemplo y apretarnos el cinturón. No se trata de malinvertir sino de buscar inversiones fuera y por eso son muy importantes los contactos empresariales y los próximos fondos europeos.

La corrupción política es ahora una de las principales preocupaciones de los ciudadanos

--Es una preocupación que comparto. Los políticos tenemos que ser un modelo de transparencia y de vocación de servicio a los demás, sin ningún otro interés. El equipo de gobierno de Plasencia es el ejemplo de honestidad y honradez al que nos comprometimos; nos comprometimos a servir, no a ganar dinero. Además, es inconcebible que haya personas con el nombre en tela de juicio dentro de un partido y ejerciendo cargos públicos porque pone en tela de juicio el sistema. Tenemos que hacer un gran esfuerzo porque esa brecha entre la sociedad civil y la política se vaya estrechando. Cualquiera se puede equivocar, pero nadie debe estar con una duda sobre la cabeza.

--¿El ayuntamiento va a auditar las cuentas del grupo municipal socialista?

--De oficio no podemos hacer nada, pero, si un juez nos lo dice, evidentemente que lo haremos. Ya hemos reducido mucho la asignación a los grupos, pero si la situación económica sigue siendo la que es, habrá que ajustarse a las prioridades del ciudadano.

--¿Para cuándo el pliego de la zona azul?

--La idea es que salga este año, pero hemos dado prioridad a las licitaciones que suponían un ahorro para el ayuntamiento.

¿El parque eólico se ha frenado?

--No hemos vuelto a ver movimientos. Creo que a la empresa le ha llegado el mensaje de que la ciudad está en contra y nuestro parecer de que se ubique en otro sitio.

--¿Habrá un nuevo aparcamiento en el centro?

--Seguimos negociando para intentar ampliar las plazas con un aparcamiento en la zona sur.

--¿Se siente más querido que rechazado?

--Me siento muy respetado por la gente. Yo tengo abiertas las redes sociales y no he tenido ninguna mala experiencia. Además, en la calle la gente se acerca a mí con confianza para contarme su problema. El conjunto del equipo de gobierno estamos consiguiendo que los políticos estemos en la calle de manera permanente.

--Tiene mayoría una absoluta y una oposición más preocupada, en su mayor parte, por sus problemas, lo tiene muy fácil

--Mi oposición es la situación que vivimos. No estoy pendiente de las cuestiones que suceden en las filas de la oposición, que en pocas ocasiones es una oposición constructiva, sino de resolver los problemas de los ciudadanos y hacer frente a la situación actual. Vamos viendo la luz muy poco a poco.

--¿Será otro político aferrado a su sillón?

--No, en absoluto. No tengo ningún interés en los sillones. Mi única intención es intentar que esta ciudad ocupe el lugar que se merece, nada más. Ser político ahora no es ningún regalo, ni un priivilegio, sino todo lo contrario.