Los dos profesores de canto y púa, a los que el ayuntamiento adeuda la nómina de febrero, sufren inestabilidad laboral desde 1995. El consistorio les contrata cada año, aunque no hay catalogación de su plaza, por lo que cada curso les inscriben en una categoría diferente (administrativo, limpieza...). Desde hace dos años el consistorio les despide cuando finaliza el curso, para contratarlos en el mes de septiembre.

Son los dos únicos docentes que no pertenecen a la Diputación Provincial de Cáceres y, por lo tanto, no gozan de los mismos derechos laborales que el resto de sus compañeros.