Parte del colectivo de patinadores de la ciudad se ha quejado del mal trato que recibe el material que utilizan para patinar, un efecto secundario de su principal problema, que no tienen una pista fija en la que puedan practicar.

Óscar García habló ayer como portavoz de un sector de los patinadores para denunciar las veces que el ayuntamiento ha costeado el arreglo de sus rampas y el mismo ayuntamiento las ha roto. Según su testimonio, la Concejalía de Juventud paga el coste del arreglo, pero la brigada de Obras, a la hora de trasladarlas de sitio, las rompe. García es el responsable de la empresa que las arregla y afirma que la última reparación ha costado 1.500 euros y ha durado «menos de 48 horas porque la brigada de obras, en un traslado de unos metros, las ha roto».

Se queja de que la brigada «tiene que estar trasladando las pistas constantemente» porque están situadas en el Berrocal y las cambian de sitio cada vez que hay un evento. Así, el problema es que no tienen una pista fija para patinar, que según García, cuesta más de 300.000 euros que el ayuntamiento está intentando conseguir en colaboración con la Junta o de fondos europeos.

Pero mientras, pide un mejor trato porque esta actividad es «una alternativa al botellón», que mueve a medio centenar de jóvenes y «hasta hace poco, no teníamos llave para acceder al Berrocal y los chavales tenían que saltar la valla para entrar».