El gobierno llevaba años prometiendo la puesta en marcha de la policía de barrio y, tras diferentes anuncios sobre su puesta en funcionamiento, finalmente será mañana cuando comenzará a funcionar a pleno rendimiento. El objetivo es acercar más la policía al ciudadano y este objetivo lo comparten el gobierno, las asociaciones vecinales y comerciantes, así como la propia policía, aunque parte de esta ha criticado los vehículos que se van a utilizar, en particular dos segway adquiridos, y la forma en que se ha planteado el servicio.

Por eso, a la presentación acudieron unos 25 policías que no estaban de servicio para protestar con una pitada, aunque señalan que son 50 de los poco más de 60 de la plantilla los que están descontentos, no solo con esto sino con campañas que se están llevando a cabo como la de informar de cómo cruzar los pasos de peatones o los "excesivos" controles de alcoholemia.

Respecto a la policía de barrio, el portavoz de los agentes disconformes, Enrique Tornero, ha criticado el derroche que supone comprar dos segway que "en cuatro días se van a almacenar porque la geografía de la ciudad no está hecha para estos vehículos. Además, tienen muy poca autonomía y les van a dejar tirados y en algunos barrios, les van a agredir y les van a quitar el vehículo". Censuran también la inversión de 18.000 euros mientras los policías destinados a este servicio "no tienen ropa y les hemos tenido que prestar".

Otra de sus críticas es que se ha destinado a agentes recién llegados a la plantilla a un servicio que necesita un conocimiento de los distintos barrios.

La alcaldesa ya se ha apresurado a restar importancia a la protesta vecinal, que atribuye a "cuestiones internas" y ha destacado que los segway "aportan presencia, cercanía, movilidad y modernidad. Es un medio de transporte ecológico, ya que no contamina ni emite ruidos".

La policía contará además con dos motocicletas y un Peugeot 308 eléctrico. En total, el gobierno ha invertido 58.000 euros, financiados en parte con una subvención solicitada a la Junta.

Respecto a los medios humanos, la policía de barrio comienza a funcionar con cuatro agentes, uno destinado al casco histórico; otro a San Miguel, San Juan y el polígono; otro a Miralvalle y La Data y otro a la zona Norte y el Pilar, capitaneados por un oficial. Son pocos para extensiones grandes, por lo que la alcaldesa ha anunciado su intención de ampliar la plantilla el próximo año en diez nuevos agentes y destinar parte a este servicio.

Su labor será la de estar en la calle y lo harán de lunes a viernes, de diez a 14.30 horas y de 17.30 a ocho. Además, se les podrá localizar una vez por semana --aún por determinar-- en el ayuntamiento, las sedes vecinales de San Miguel y el Pilar y la jefatura de la policía local.