Quién lo sabe. Básicamente, siendo muy reduccionistas, esta viene siendo la respuesta a la mayoría de inquietudes que atenazan a un gran número de ciudadanos de a pie, diariamente, en este estado de incertidumbre general que estamos viviendo y que, lejos de quedar atrás resueltas, se van a cumulando con otras nuevas, igualmente pendientes de respuesta.

Mientras, los hechos demuestran que las palabras cada día tienen menos valor y que el donde dije digo, digo Diego se ha vuelto costumbre, convirtiendo en basura hoy, lo que se dijo ayer. Ante lo cual, lo único que hacemos es acatar y seguir adelante como nos dejan, con el mísero derecho a pataleta en redes sociales, pues de nuevo ya ni en la barra del bar se puede. Espectadores de cómo, quienes toman las decisiones, no han aprendido nada de la historia reciente y menos aún de la antigua.

Quién sabe por qué Plasencia no puede disponer de auto-covid como otras ciudades de la región, a pesar de disponer de sitio y haberlo ofrecido reiteradamente.

Quién sabe qué les pasa por la cabeza a esas personas que llevan a cabo actos vandálicos, ya casi cronificados, en las escaleras mecánicas que comunican las avenidas del Valle y Alfonso VIII placentinas, que afectan a multitud de personas, en especial, a aquellas con discapacidad. Y quién sabe si las cámaras de vigilancia instaladas funcionan.

Y a mayor escala, por ejemplo, quién sabe por qué no nos pueden atender en las oficinas del SEXPE, SEPE, edificio de los Múltiples, sin cita previa, tal y como el cajero nos cobra en el supermercado o el maestro imparte clase, cuando el tiempo para renovar la demanda de empleo es similar o bastante inferior al de hacer la compra.

O quién sabe por qué el presupuesto para la obra de arreglo de la Avda. Martín Palomino ha perdido un cero por el camino.

Igual que quién sabe por qué Dui no puede vender castañas asadas o cuándo recibirá una respuesta formal que determine qué es lo necesario para su instalación y que podamos disfrutar ya de los calbotes.

O, lo más reciente, aunque estoy segura de que no será lo último, a ver quién nos explica por qué hasta el miércoles pasado no se bajó el IVA del precio de las mascarillas y quién nos va a devolver lo abonado durante estos nueve meses. Qui lo sa.