La restauración iniciada el lunes de la antigua iglesia del convento de San Francisco, cine Sequeira en la memoria colectiva más reciente de los placentinos, ha sacado a la luz el coro franciscano al completo, aunque dañado, y el alojamiento del órgano así como la portada de una capilla presumiblemente funeraria al desmontar el graderío que van a ser recuperados como también la estructura del cine que tan popular se hizo hasta los 60.

La obra está en manos de uno de los arquitectos que trabaja también en la recuperación del madrileño Paseo del Prado, José Miguel Rueda, que ayer visitó el edificio acompañado por la concejala de Urbanismo y Obras, Mónica García y responsables de la empresa adjudicataria, Geocisa. En el plazo aproximado de ocho meses habrá sido restaurado para que la Junta lo convierta en un centro cultural con una novedosa pasarela de acero que lo unirá con la plaza trasera del párking de Puerta Talavera.

El ayuntamiento lo va a devolver a la vida con una inversión cercana al millón de euros de los que aporta el 25 por ciento porque el resto los ha conseguido de fondos europeos. En su última visita, el consejero de Cultura, Francisco Muñoz, anunció que se incluirá en el circuito regional de exposiciones permanentes de Artes Plásticas.

SIN INFORME PREVIO No existe informe arqueológico previo --explicó la edil-- porque la obra está bajo la supervisión del ARI, oficina de rehabilitación de viviendas. Pero desde la redacción del proyecto básico hasta ahora se han producido ya hallazgos interesantes. Estructuralmente el edificio de estilo barroco no está muy dañado, según los técnicos, aunque su conversión primero en teatro y en cine ya en los años veinte supuso una importante agresión que, a la larga, también va a ser ahora restaurada para no borrar su huella. Como también la puerta principal que recuperará la cota original varios centímetros más baja que la calle aunque habrá una segunda entrada a través de la pasarela que lo unirá con la explanada menos conocida de la plaza del párking.

Sí tiene, sin embargo, filtraciones de agua si bien las cubiertas las reparó la Junta cuando convirtió el convento de San Francisco en residencia de ancianos.