Un gaitero que vive en Escocia, que toca un instrumento gallego y que ha estado muchos años tocando en una banda de gaiteros de Valladolid. Hasta aquí todo es más bien normal. Pero si a todo eso le sumamos que el gaitero es un joven de 30 años y que es de Plasencia, la historia da un giro de, como mínimo, 180 grados. Él es Rubén Bejarano, más conocido como Rubén Jarramplas.

El pasado viernes, con la segunda noche de celebración del Festival Internacional Folk Plasencia 2018, se subió al escenario junto con uno de los gaiteros más conocidos del panorama nacional como es Óscar Ibáñez. «El año pasado ya vinimos también la Banda de Gaitas Nivaria de Valladolid para tocar con Enverea y en esta edición nos ha invitado Óscar para tocar con él. Subirse al escenario del folk es mucha responsabilidad, porque conoces a parte del público y eso te pone en alerta para estar muy concentrado y no cometer errores, pero es un privilegio», señalaba Rubén Bejarano.

Toda esta historia comenzó cuando Rubén vio tocar a Carlos Núñez en una de las ediciones del festival placentino. Le gustó y se marchó hasta Galicia para comprar una gaita, algo que les hizo pensar, a amigos y familiares, «que estaba chiflado, pero al final he demostrado que no lo estaba». Volvió a Plasencia pero nadie daba clases de gaita. Normal, por otra parte. Empezó un aprendizaje autodidacta y pasado un tiempo se marchó a Valladolid a estudiar música. «Conocí a la banda de gaiteros, a un profesor que había y aprendí la técnica más oficial. Cuando terminé, me fui a Galicia a varios cursos con profesores que hoy en día son referencia de la gaita como Anxo Lorenzo o Pepe Vaamonde y así fue como aprendí», explicaba el gaitero.

En la actualidad vive en Escocia, donde con su gaita gallega da clases de gaita escocesa «que es lo curioso, porque son diferentes, la escocesa es más de exterior y la gallega es de interior y con un sonido más dulce».