Hasta dieciséis delitos en tres meses atribuye la Policía Nacional a Christopher C.G., el tironero de diecinueve años que está en prisión preventiva después de varios intentos de fuga como protagonizó la semana pasada. Según fuentes de la investigación, habría sido reconocido fotográficamente por sus víctimas, pero también a través de las videocámaras de los cajeros automáticos donde hizo uso de las libretas que encontró en los bolsos robados a varias mujeres.

En uno de los casos llegó a pinchar levemente con un objeto punzante en un costado al acompañante de una de sus víctimas que le plantó cara. Pudo ser un destornillador, como el que utilizó al asaltar a otra mujer. Pero el resto de las veces le bastaron su habilidad para quitar el bolso y su excelente forma física para salir corriendo.

UN ATLETA Como la que exhibió cuando la policía fue a buscarle a su casa en la avenida de España y se escapó por la ventana de un cuarto piso. Hasta el segundo se descolgó atando unas sábanas con otras y de un salto se plantó en la calle. Pero se confió y en su huida aprovechó para saltar la tapia del colegio de San Miguel y llevarse el bolso de una profesora, que alertó rápidamente a la policía y dio con su paradero. Esa noche la pasó en el Hospital Psiquiátrico ante varios intentos de colgarse con su propia ropa. Según la policía, para forzar su traslado e intentar la fuga. Lo que volvió a hacer al día siguiente, ya dispuesto por el juzgado su ingreso en prisión preventiva, cuando se tiró literalmente del coche policial que le conducía al calabozo. Atravesó la plaza Mayor corriendo como una gacela, aún estando esposado, pero un barrendero le cortó el paso en la calle Talavera y pudo ser atrapado.