TSteñores políticos, para empezar, permítanme una pregunta: ¿Con qué cara van a volver ustedes a pedirnos a los españolitos de a pie que volvamos de nuevo a elegirles, por votación, en unas nuevas elecciones? El pueblo español ya ejerció el 20-D su deber y su derecho de decisión electoral y les dijo lo que tenían que hacer, señores de la cosa política, pónganse ustedes de acuerdo. Pero ustedes, ni caso.

Como niños en patio de colegio, se enredan en discusiones infantiles, se lanzan la pelota los unos a los otros: "yo contigo no juego", "yo quiero sentarme aquí que me ven mejor", "yo quiero este o aquel ministerio", "yo voy pero que ése no venga".

Por favor, señores de la política, ¿no se dan ustedes cuenta de que esto es algo más serio, de que deben abandonar sus intereses particulares y de partido y dedicarse por entero en beneficio del interés general?

Si los españoles y españolas hemos dado una opinión diversa sobre la gobernabilidad del país, ustedes, que pusieron sobre la mesa electoral las propuestas de esa gobernabilidad, tienen la obligación y la responsabilidad de configurar esa opinión en una unión de intereses nacionales que, seguro, enriquecerían la vida democrática.

Pero, por lo que se ve, no están ustedes por la labor; no están ustedes a la altura del pueblo español. Casi estoy empezando a creerme la frase de Jardiel Poncela: "El que no se atreve a ser inteligente, se hace político".

Por favor señores, un ruego, una súplica en nombre de España, pónganse ustedes de acuerdo de una vez y empiecen a tirar del carro.

Devolver la patata caliente al electorado sería la demostración de su derrota como gestores públicos.

Todavía están a tiempo, no nos lleven ustedes, de nuevo, a un indeseado y costoso proceso electoral, que, aparte de inútil (casi con seguridad los resultados serían similares a los del 20-D), conllevaría, probablemente, y con razón, una abstención sin precedentes en la actual democracia española.