Unas diecisiete mil personas atendidas en los centros de salud, 205 casos graves ingresados en los hospitales y 38 fallecimientos. Esas fueron las frías cifras de incidencia de la gripe durante el pasado invierno en Extremadura, las más altas de hospitalizaciones y muertes a causa de esta enfermedad desde que se tienen registros en nuestra región.

Pero la temporada pasada, como viene ocurriendo durante los últimos años, dejó también otras cifras muy llamativas: las que reflejan el bajo índice de vacunación contra la gripe entre las personas más vulnerables a esta enfermedad.

De los 205 casos graves hospitalizados, tan sólo se habían vacunado 65, menos de un tercio del total, a pesar de que la mayoría de ellos tenían más de 60 años o algunos factores de riesgo que hacen aconsejable la vacunación para evitar el contagio o reducir las complicaciones asociadas a la gripe, como recuerdan cada año las autoridades sanitarias.

Un porcentaje de vacunación muy similar se registró entre los pacientes fallecidos que tenían factores de riesgo, de los que sólo recibió la inmunización aproximadamente uno de cada tres.

En la mayoría de los casos la gripe cursa de forma leve, pero a veces puede resultar grave, e incluso mortal, sobre todo entre los grupos de alto riesgo, que principalmente son las personas mayores y las afectadas por enfermedades crónicas cardiovasculares, pulmonares, hepáticas o neurológicas, obesidad, insuficiencia renal y otras patologías.

De hecho, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la gripe puede afectar hasta al 15% de la población, provocando cada año de 3 a 5 millones de casos de enfermedad grave y hasta 500.000 defunciones en todo el mundo, además de gran absentismo laboral y escolar, y saturación de los centros sanitarios durante los períodos de máxima actividad de la enfermedad.

La propia OMS señala que la medida de control más eficaz frente a la gripe, tanto para su prevención como para evitar complicaciones, es la inmunización anual de ciertos grupos de población considerados de alto riesgo de padecer complicaciones asociadas, con vacunas que contienen fracciones de virus inactivados. Al tratarse de virus inactivados, no pueden reproducirse y por tanto la vacuna no puede producir la enfermedad, en contra de lo que afirma el bulo tantas veces repetido.

Además, hay que saber que la vacunación no sólo protege al individuo vacunado sino también al conjunto de la población, dado que disminuye la propagación del virus y reduce así el número de contagios.

Los datos del Servicio Extremeño de Salud reflejan que antes del establecimiento de los programas de vacunación masiva frente a la gripe, en Extremadura se daban de media alrededor de 80.000 casos de gripe en cada temporada invernal, mientras que en los años posteriores a la puesta en marcha de esos programas la media de casos de gripe se ha situado por debajo de los 40.000 casos por temporada y el año pasado, por ejemplo, fueron tan sólo unos 17.000.

Por lo anterior podemos concluir que en Extremadura se evitan al menos unos 40.000 casos clínicos de gripe cada temporada gracias al programa de vacunación, además de un gran número de complicaciones, ingresos e incluso muertes.

Actualmente se desarrolla en todos los centros de salud y consultorios de la región la campaña de vacunación contra esta enfermedad, para la que el Servicio Extremeño de Salud ha adquirido unas 220.000 dosis, con un coste de aproximadamente 850.000 euros, destinadas a la población mayor de 60 años y otras personas con factores de riesgo, que tan sólo deben acudir a su médico o enfermero para recibir la vacuna de manera gratuita.

La campaña se inició el pasado 22 de octubre y finalizará el 7 de diciembre, unas fechas elegidas de forma que los vacunados alcancen el máximo nivel de anticuerpos a principios de enero, que es cuando suele producirse el “pico” de la onda epidémica de esta enfermedad. No obstante, las personas con factores de riesgo que no puedan vacunarse en ese período también podrán recibir la inmunización posteriormente.

En la campaña de 2017 las tasas de vacunación en Extremadura fueron del 58’01 por ciento entre los mayores de 65 años y del 50’83 por ciento en mayores de 60, unos índices que aunque mejoraron los del año anterior y son similares a los del resto de España, quedan muy por debajo del objetivo que marcan la Organización Mundial de la Salud y la Comisión Europea, que es alcanzar al menos una tasa de cobertura del 75 por ciento en mayores de 65 años.

Para aproximarse a esa recomendación, el SES se ha marcado como principales objetivos para este año llegar a una cobertura del 60 por ciento en mayores de 60 años y del 65 por ciento en mayores de 65 años. Resultará clave para conseguir esos objetivos mejorar la tasa de vacunación del grupo de edad de 60 a 64 años, que el año pasado fue de tan sólo el 24’05 por ciento -menos de uno de cada cuatro-, probablemente porque en ese grupo de edad existe una falta de sensibilización hacia los beneficios de la vacunación por considerarse aún “joven”.

Además de la vacunación, para evitar el contagio es importante seguir unas pautas de conducta como lavarse las manos con frecuencia, cubrirse con un pañuelo de papel cuando se tose o estornuda, no tocarse ojos, nariz y boca con las manos sucias y evitar los saludos con contacto físico. También conviene no estar muy cerca de personas enfermas, ventilar las habitaciones de la casa o las aulas en los centros educativos, evitar permanecer en lugares con mucha gente y mal ventilados, no compartir utensilios de comida ni alimentos, y practicar hábitos saludables como ejercicio físico, alimentación saludable y no fumar.