El segundo gran objetivo de la cumbre de Madrid era ampliar la denominada ambición climática, es decir, restringir un poco más los límites de emisiones que cada país tiene establecidos. Al final, la cerrada oposición de China e India, con economías aún muy dependientes de los combustibles fósiles, ha imposibilitado el compromiso. Ambas pedían que el tope se revisara en el 2023. Así las cosas, el texto final no llama explícitamente a los países a ampliar los planes, que es lo que reclamaba Europa, pero en él se deduce, implícitamente, que todos deberán ampliar su ambición para el 2020. «Se han salvado los muebles», ha dicho algún delegado.