Las autoridades marítimas de Francia confirmaron ayer que las manchas de fuel procedentes del vertido del Prestige siguen avanzando poco a poco hacia las costas francesas. Un avión de reconocimiento divisó en alta mar unas 200 placas con un diámetro de entre dos y 15 metros. Las manchas más cercanas se encuentran a 430 kilómetros de las playas del sur de la región de Bretaña y avanzan a una velocidad de 1,2 kilómetros por hora.

La autoridad marítima del Atlántico, con sede en la ciudad portuaria de Brest, confirmó el avance de las manchas. La noticia desató la alerta entre las autoridades y los marineros.

Los pescadores de Saint-Gilles salieron ayer a la mar a bordo de dos grandes barcos dotados de un nuevo prototipo de redes especiales para recoger fuel. Si el nuevo invento funciona, se prevé organizar una verdadera flotilla antipolución a partir de hoy mismo.

De todos modos, la marea negra no pilla por sorpresa a Francia. Desde hace varios días, los municipios del suroeste están preparados para afrontar el fuel porque desde que ocurrió el accidente del Prestige sabían que "tarde o temprano" el petróleo invadiría sus costas.

DISPOSITIVO ACTIVADO

El pasado 7 de diciembre, las autoridades activaron el plan Polmar , que movilizó a todas las unidades de salvamento y especialmente a la patrullera Aramis , que zarpa todos los días hacia aguas próximas a Euskadi. Su tripulación --formada por 11 agentes-- se ha quedado sin vacaciones de Navidad para salir cada día de su base de Bayona y observar el avance de las manchas.

A la espera de que el fuel del Prestige invada definitivamente la costa francesa, asociaciones ecologistas ya han anunciado su negativa a participar en las labores de limpieza. A su juicio, se trata de un trabajo que deben hacer las empresas petroleras, a las que acusan de "no tomar medidas preventivas a pesar de que son los responsables de este tipo de catástrofes".