La solidaridad no entiende de fronteras, ni tampoco de distancias. Jonathan Guisado, un joven deportista de Zalamea de la Serena se ha propuesto correr los 380 kilómetros que separan su pueblo de Madrid por una causa ejemplar: llamar la atención de la sociedad para recaudar los fondos necesarios para sufragar la operación de Yasmina Alcolea, una joven de San Fernando (Cádiz) que sufre una horrible enfermedad neurodegenerativa de la que necesita urgentemente ser intervenida para no quedar postrada en una silla de ruedas.

Cualquiera intentaría -la inmensa mayoría sin éxito- una proeza de semejante magnitud por salvar la vida de un familiar, un amigo o de cualquier ser querido. Pero el caso de Jonathan es muy especial, porque hasta hace poco no conocía de nada a Yasmina. La joven se puso en contacto con él hace unos meses a través del Tuenti después de que leer las noticias acerca de la afición de Jonathan por tratar de ayudar a quien más lo necesita. Las causas de la joven Marta del Castillo y Mari Luz Cortés son algunas de ellas.

En esta ocasión saldrá de Zalamea el próximo viernes con la intención de llegar a Madrid el martes siguiente -lo que hace una media de 76 kilómetros al día-. Allí se encontrará con Yasmina y su familia, y juntos acudirán a un plató de televisión, el del programa Blanco y Negro, para contar las dificultades por las que están pasando. Necesitan recaudar unos 30.000 euros para desplazarse a Buenos Aires y ser operada antes de que su estado se agrave irreversiblemente por culpa de la Ataxia de Friedreich. Se trata de una enfermedad que provoca la imparable y progresiva pérdida de muchas de las funciones necesarias para una autonomía personal. Los afectados, en un tiempo más o menos corto, se ven obligados a utilizar una silla de ruedas y, progresivamente, cada día más, a depender de la atenciones y cuidados de sus familiares, pues acaban perdiendo toda autonomía personal, y posteriomente la muerte.

En su trayecto Jonathan pasará por Campanario, Orellana la Vieja, Guadalupe y de ahí hasta Valmojado, donde enlazará con la autovía A-5 con destino a la capital española. Para ello tendrá que pedir permiso a la Delegación del Gobierno para que le facilite el apoyo de la Guardia Civil para darle protección.

Una vida corriendo

Jonathan tiene 23 años y está en el paro. Antes ha estado en el ejército y ahora espera una buena oferta de trabajo para poder ganarse la vida. "Me han llovido muchas ofertas", pero siempre de clubes de atletismo. Sin embargo, a pesar de su capacidad no quiere vincularse a ningún equipo, entre otras cosas, porque no se tiene la intención de dedicarse a un mundo tan duro como son las carreras de ultrafondo, "que no dan para comer". Su relación con el deporte siempre ha ido por libre. Desde que comenzó a correr con trece años siempre lo ha hecho solo, sin un equipo.

Desde los 18 se dedica a carreras de larga distancia, una disciplina muy dura que no pasa en balde para el cuerpo de ningún ser humano. Ahora -cualquiera lo diría con lo que se le viene encima- está lesionado, y el médico le ha recomendado que no haga demasiados esfuerzos. Pero en esta ocasión no ha podido frenar sus ganas de ayudar.

Entretanto, come productos a base de cartílago de tiburón para regenerar el desgaste que sufren las articulaciones de un deportista que sale a correr unos 25 o 30 kilómetros diarios. "A mí no me cuesta trabajo", dice.