Al menos 52 presos murieron ayer después de un nuevo y sangriento enfrentamiento entre dos facciones criminales rivales en una remota cárcel del estado de Pará, en el norte de Brasil. Después de más de cinco horas de motín, las autoridades confirmaron que al menos 52 han fallecido, de los que 16 fueron decapitados y los otros asfixiados a raíz del humo que se propagó por el complejo después de que los atacantes se encerraran en un salón e incendiaran el local. Es la segunda mayor masacre ocurrida en presidios brasileños este año. EFE